VFW (2019)

“VFW” es, en su esencia, un estudio sobre la desintegración y el resentimiento. No es un espectáculo de violencia gratuita, aunque la violencia está presente, sí, pero la película de Logan Hill (y su homónimo, la película de 2013) se centra en la lenta erosión de la moralidad y la sensación de abandono que atormentan a un grupo de veteranos de guerra de mediana edad. La película no busca glorificar la guerra, sino mostrar sus secuelas, un eco persistente en la vida de aquellos que regresaron.

La dirección de Hill es precisa y claustrofóbica. La trama se desarrolla casi exclusivamente en el bar del Veterans of Foreign Wars (VFW), creando una atmósfera densa y opresiva. El uso de la iluminación es notable: la luz de las farolas parpadeantes y la iluminación interior restringida transmiten una sensación constante de peligro inminente y la inestabilidad emocional de los personajes. Hill consigue mantener el espectador constantemente en tensión, no mediante sustos repentinos, sino mediante la acumulación de detalles y miradas que sugieren un conflicto latente.

Las actuaciones son particularmente sólidas. Ray Liotta, en el papel del veterano y dueño del bar, Frank, ofrece una interpretación creíble y desgarradora. Su Frank es un hombre roto, consumido por el pasado y marcado por la brutalidad de la guerra. La actuación de Forrest Greenwood como el joven adolescente, Jake, es igualmente convincente. Greenwood no recurre a la melodramatismo, sino a una vulnerabilidad palpable que obliga al espectador a sentir empatía por su situación. El resto del elenco secundario también ofrece interpretaciones destacadas, contribuyendo a la autenticidad del entorno y a la complejidad de las relaciones entre los personajes.

En cuanto al guion, la película, aunque un tanto lenta en el primer acto, se vuelve cada vez más intensa a medida que avanza la trama. El conflicto central, la confrontación con la banda de punk, se convierte en un catalizador para revelar la verdadera naturaleza de los personajes y la profundidad de sus traumas. La película explora temas como el abuso de sustancias, la pérdida de la fe, el intento de redención y la dificultad de escapar del pasado. Si bien la estructura narrativa podría haber sido más fluida, la calidad de los diálogos y la capacidad de la historia para generar reflexión compensan, en gran medida, la lentitud inicial. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre el precio de la guerra y el costo de la violencia.

En definitiva, "VFW" es una película perturbadora, pero honesta y perspicaz. No es una película fácil de ver, pero ofrece una visión sombría y realista de la vida de los veteranos y de la fragilidad del espíritu humano. Es un trabajo valiente que demuestra el potencial de la comedia negra para abordar temas serios y complejos.

Nota: 7/10