Viaje alucinante (1966)

“Viaje alucinante” no es precisamente un hito cinematográfico, pero a su manera, logra construir una experiencia visualmente sorprendentemente atractiva. La película, aunque carente de la profundidad temática que podría haberle dado un valor real, se beneficia enormemente de su concepto central: la miniaturización humana. La premisa, un científico que debe ser operado desde el interior debido a un daño cerebral, es la base de una aventura de ciencia ficción que, a pesar de su ejecución, es intrínsecamente interesante.

La dirección de Christian Gesinger es consistentemente efectiva en el manejo de la escala. Las imágenes de un mundo microscópico, lleno de detalles sorprendentes y peligros igualmente diminutos, son hermosas y evocadoras. La película despliega paisajes urbanos, laboratorios y entornos militares convertidos en un escenario de escala antinatural, un juego de luces y sombras que explota la textura y el contraste. Sin embargo, a veces el estilo visual se ve un tanto recargado, con efectos especiales que, aunque técnicamente impecables, pueden resultar un poco sobrecargados y distraer la atención del espectador. Se aprecia un intento de crear un ambiente claustrofóbico y opresivo, que en ocasiones se ve diluido por la abundancia de detalles visuales.

El reparto está bien construido, con una notable actuación de Nicolas Cage, quien aporta una mezcla de vulnerabilidad y humor al profesor Bennet. Su personaje, un científico brillante pero un tanto excéntrico, es el motor de la historia. Las actuaciones de los secundarios, aunque menos desarrolladas, cumplen su función, ofreciendo un soporte adecuado para la acción y el drama. Sin embargo, la trama a veces carece de la complejidad necesaria para que los actores puedan profundizar en sus personajes, limitando su impacto emocional. La dinámica entre Bennet y el doctor, interpretado por Stephen Lang, es sólida y genera momentos de tensión genuina.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. Si bien la idea central es original, la ejecución es bastante convencional. La trama se complica con giros argumentales que, en su mayoría, son predecibles. El desarrollo de los personajes es superficial, y las motivaciones de algunos villanos no están del todo claras. El ritmo de la película es irregular, con momentos de acción trepidante intercalados con pasajes más lentos y descriptivos. La película se pierde a menudo en detalles innecesarios que, en lugar de enriquecer la narrativa, la hacen más confusa.

A pesar de sus defectos, “Viaje alucinante” logra ser entretenida, especialmente para aquellos que disfrutan del género de ciencia ficción con toques de aventura. La coreografía de las escenas de acción, en particular las que involucran las fuerzas diminutas, es impresionante. La película se beneficia de una banda sonora que acompaña bien la acción y contribuye a crear el ambiente adecuado. En definitiva, es una película que se consume sin grandes pretensiones, ofreciendo un entretenimiento visualmente estimulante, aunque carente de la profundidad que podría haberle dado un mayor impacto.

Nota: 6/10