“Vicios pequeños (La jaula de las locas)” es una obra maestra subestimada del cine italiano de la década de 1970, una comedia negra excepcionalmente observadora y perturbadora que persiste en la mente del espectador mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Dirigida magistralmente por Dino Risi, la película no se limita a ofrecer situaciones cómicas y extravagantes; en cambio, disecciona con precisión las tensiones sociales, las dinámicas familiares y las máscaras que utilizamos para navegar las complejas relaciones interpersonales. Risi logra un equilibrio perfecto entre el humor ácido y la palpable incomodidad, creando una experiencia cinematográfica que es, a la vez, hilarante y profundamente inquietante.
La película se centra en la relación entre Michel (Michel Serrault) y Ugo (Ugo Tognazzi), una pareja de veinte años de convivencia que, a pesar de su aparente estabilidad, se encuentra en una constante lucha por mantener una fachada de normalidad. El anuncio del matrimonio de su hijo con la hija del rancio funcionario de gobierno desencadena una serie de situaciones absurdas y cada vez más descontroladas. El guion, escrito por Risi y Valerio Evangelisti, es brillante en su capacidad para construir una narrativa que se basa en la ironía y el contraste. Los diálogos son afilados y llenos de matices, y la película se apoya en la observación detallada de las pequeñas grietas y contradicciones que existen en las relaciones humanas. No se rehúye en mostrar la vanidad, la hipocresía y la desesperación que subyacen a la aparente normalidad.
Las actuaciones son, sencillamente, impecables. Serrault y Tognazzi, dos leyendas del cine italiano, ofrecen interpretaciones magistrales. La química entre ellos es innegable y la tensión que emana de sus personajes es palpable. Tognazzi, en particular, interpreta a Ugo con una mezcla de exasperación, resignación y una evidente humanidad. El resto del reparto, incluyendo a los consuegros, contribuye a la atmósfera general de caos y ridículo. Sin embargo, la película no se limita a la comedia. Risi utiliza la situación para explorar temas más profundos: el peso de la tradición, la dificultad de la comunicación, la alienación y la búsqueda de la autenticidad en un mundo que exige conformismo. La película, a pesar de su humor, es innegablemente crítica con las estructuras sociales y familiares.
Visualmente, "Vicios pequeños" es una película exquisita. La fotografía, de Nino Navia, captura la luz y el color de la Italia de los años 70, creando una atmósfera a la vez nostálgica y moderna. La dirección de arte, detallada y precisa, refuerza la sensación de opulencia y decadencia. La música, discreta pero efectiva, añade una capa adicional de tensión y humor a la historia. En definitiva, "Vicios pequeños" es una película que merece la pena ver y, sobre todo, merece ser apreciada por su complejidad, su inteligencia y su capacidad para provocar una reflexión profunda sobre la condición humana.
Nota: 9/10