Vicious (2019)

“Vicious” no es precisamente una película que se olvide fácilmente, y aunque su premisa no es revolucionaria, logra construir una atmósfera de tensión palpable que, en última instancia, la convierte en una experiencia cinematográfica perturbadora. Dirigida por Patrick Bateman, el director de ‘American Psycho’, la película se centra en la inquietante dinámica entre cuatro amigas que se encuentran en una cabaña aislada, un microcosmos donde las apariencias se disuelven y las verdaderas motivaciones resuenan con una inquietante profundidad. Lo que al principio se percibe como un estudio de relaciones femeninas se transforma rápidamente en una narrativa oscura y llena de suspense, explotando la vulnerabilidad de la amistad para revelar una red de secretos y manipulación.

El guion, aunque no carente de clichés de thriller psicológico, se beneficia enormemente de su desarrollo lento y gradual. Se evita caer en trucos fáciles de resolución, optando por sugerir, insinuar y dejar al espectador con preguntas incómodas. La estructura narrativa, que explora el proceso de escritura de un libro juvenil y la relación de la autora, Mel Wallis de Vries, con sus amigas, es particularmente efectiva. Este elemento narrativo, inicialmente aparentemente superfluo, se convierte en una lente a través de la cual se examinan las relaciones, los deseos ocultos y la fragilidad del alma humana. La película se atreve a plantear interrogantes sobre la naturaleza de la verdad, la identidad y la confianza en un entorno que parece, en principio, seguro pero que rápidamente se revela como una prisión emocional. No obstante, el ritmo pausado a veces puede resultar algo denso, requiriendo paciencia por parte del espectador.

Las actuaciones son, en general, sobresalientes. Rebecca Hall, en el papel de Mel, ofrece una interpretación matizada y convincente, logrando transmitir tanto la vulnerabilidad como la frialdad que caracterizan a su personaje. Aaron Paul, como el hermano de Mel, está presente como un elemento de tensión constante, contribuyendo a la atmósfera de desconfianza. Sin embargo, la verdadera joya del reparto es Logan Lerman, quien interpreta a la joven escritora, Andy, y su retrato, en constante evolución, es el corazón emocional de la película. Lerman no solo domina el papel con su juventud y carisma, sino que también logra capturar la incertidumbre y la confusión de un joven que se ve inmerso en un torbellino de secretos. La química entre los actores es notable, elevando el nivel de la interpretación y creando escenas memorables.

En definitiva, “Vicious” no es una película que entusiasme con su espectacularidad. Su fuerza reside en su atmósfera opresiva, en el desarrollo de sus personajes y en la capacidad de generar una sensación de inquietud persistente. Aunque la trama puede parecer algo predecible para algunos, la película logra sorprender con sus giros inesperados y con su exploración de las sombras que se esconden tras las relaciones aparentemente perfectas. Es un thriller psicológico inteligente y perturbador que obliga al espectador a cuestionar la naturaleza de la verdad y la fragilidad del alma humana. La dirección de Bateman es sólida, pero su estilo puede resultar algo frío y distante, lo que no siempre contribuye a la inmersión emocional.

Nota: 7/10