Vidas pasadas (2023)

“Vidas pasadas” no es la típica historia de reencuentro que se espera; lejos de ser un melodrama barato, la película de Andrew Largent es un estudio sutil y conmovedor sobre la pérdida, el arrepentimiento y la persistencia del pasado. Largent se atreve a explorar las consecuencias de las elecciones que tomamos, no solo en el presente, sino en las vidas que dejamos atrás. La película, ambientada principalmente en Nueva York y una evocadora muestra de la cultura canadiense, se construye con una delicadeza que permite que las emociones resalten sin recurrir a clichés. El ritmo pausado, aunque puede que no atraiga a todos los espectadores, es fundamental para el tono melancólico y reflexivo que impregnan las escenas.

La dirección de Largent es notablemente precisa. Logra crear una atmósfera de nostalgia y melancolía que permea cada plano. La banda sonora, con sus melodías nostálgicas y letras introspectivas, contribuye significativamente a este ambiente. Los planos largos y contemplativos, especialmente en las secuencias que nos muestran la infancia de Nora, permiten que el espectador se sumerja en sus recuerdos y comprenda la importancia de esos momentos perdidos. La película utiliza la fotografía para diferenciar entre la vida en Canadá y la vida en Nueva York, subrayando el contraste entre la familiaridad y la seguridad de su infancia y la incertidumbre de su futuro en la gran ciudad.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Noomi Rapace, como Nora, entrega una interpretación magistral. Su capacidad para transmitir la complejidad de un personaje marcado por el arrepentimiento y la búsqueda de una conexión perdida es notable. Se percibe una fragilidad en su interpretación, pero también una determinación silenciosa que impulsa su búsqueda. El actor que interpreta al amor de la infancia de Nora, Eric Bellweather, también se destaca, aportando una sinceridad y una vulnerabilidad que hacen que su reencuentro sea creíble y emocionalmente resonante. Aunque el reparto secundario es sólido, es la química entre Rapace y Bellweather lo que eleva la película por encima del resto.

El guion es, sin duda, el punto fuerte de la película. No se basa en la búsqueda superficial del amor perdido, sino que profundiza en las razones detrás de la separación y en el impacto que tuvo en la vida de Nora. La película explora temas como la responsabilidad, el miedo al compromiso y la dificultad de reescribir nuestro pasado. El diálogo es natural y realista, evitando frases hechas y clichés románticos. El guion es inteligente y reflexivo, y nos invita a cuestionar nuestras propias elecciones y a considerar las consecuencias que pueden tener en nuestras vidas y en las de los demás. La construcción del arco narrativo es impecable, equilibrando la historia de Nora con la de Eric, construyendo una narrativa dual que se entrelaza con maestría.

“Vidas pasadas” es una película que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos. No busca dar respuestas fáciles, sino que plantea preguntas difíciles sobre el amor, el arrepentimiento y la naturaleza del tiempo. Es una película contemplativa, sensible y profundamente humana, que merece ser vista y reflexionada.

Nota: 8/10