“Viernes 13 – Parte 9: Jason se va al Infierno” no es una película que se puede analizar con el rigor de una obra cinematográfica que busca trascender el género de terror. Es, sencillamente, una entrega más de la saga, un ejercicio de marca que se aferra a la fórmula y, en muchos aspectos, falla miserablemente. Sin embargo, paradójicamente, existe en la película un cierto gusto nostálgico, una melancolía que a veces se filtra entre los clichés y la excesiva dependencia de la violencia gráfica.
La dirección de David Zucker y Jonas Eberhardt se siente torpe y carente de ambición. No buscan innovar, ni siquiera ofrecer una perspectiva fresca del mito de Jason Voorhees. Se limitan a seguir los pasos de las entregas anteriores, filmando escenas de persecución repetitivas y sustos fáciles, sin profundizar en la construcción de la atmósfera o en el desarrollo de los personajes. La intención parece ser puramente comercial: mostrar a Jason asesinando a lo largo y ancho de la película, priorizando la acción sobre cualquier otra consideración narrativa. El uso de la cámara es predominantemente plano, sin experimentar con ángulos o movimientos que pudieran intensificar el horror. Se siente una gran falta de ritmo, con largos pasajes vacíos y momentos de tensión que se desvanecen rápidamente.
Las actuaciones son, en general, decepcionantes. Chris Hemsworth, en el papel del último descendiente de la familia Voorhess, intenta aportar un matiz de héroe atormentado, pero sus esfuerzos se ven frustrados por un guion que le otorga escasos recursos para desarrollar su personaje. La química entre él y los otros miembros del elenco es prácticamente inexistente. Sin embargo, la actuación de Jason Yatras como Jason Voorhees es quizás el aspecto más destacable de la película. Logra transmitir la brutalidad y la desesperación del icónico asesino, aunque su diseño de maquillaje, en algunos momentos, se siente recargado y poco realista. Yatras se entrega completamente al papel, lo que compensa en parte las carencias del resto del reparto.
El guion es el elemento más débil de la película. Se basa en clichés del género de terror, recurriendo a gags baratos, diálogos absurdos y tramas secundarias innecesarias. La idea de que Jason podría volverse inmortal y que esto podría alterar el equilibrio del mundo es interesante, pero el guion no explora esta premisa de manera convincente. Los flashbacks, que se utilizan para explicar el pasado de Jason, son poco elaborados y poco efectivos. La película carece de una motivación clara para la violencia de Jason; simplemente mata por matar, sin una razón que justifique sus actos. La película carece de la profundidad psicológica necesaria para hacer que el personaje sea verdaderamente amenazante. A pesar de las numerosas referencias a entregas anteriores, la película no logra crear una experiencia cohesiva; se siente como un conjunto de escenas desconectadas que se suceden sin una lógica interna.
En definitiva, “Viernes 13 – Parte 9: Jason se va al Infierno” es una entrega olvidable de la saga. No aporta nada nuevo al género de terror y se limita a repetir los clichés de las entregas anteriores. Es un ejercicio de marca que se beneficia de la nostalgia, pero que no logra compensar sus deficiencias narrativas y creativas.
Nota: 4/10