Viernes 13, parte III (1982)

“Viernes 13, Parte III” es una película que, a pesar de su posición en la saga, se erige como una curiosidad inquietante y un recordatorio de cómo un concepto simple, mal ejecutado, puede volverse repetitivo y frustrante. A diferencia de las entregas originales o los reinicios más recientes, esta película carece de la tensión visceral y la atmósfera aterradora que caracterizaron las primeras películas de Jason Voorhees. Se siente como una pieza más en una línea de producción, una oportunidad para reintroducir un personaje icónico sin aportar nada verdaderamente nuevo o memorable.

La dirección de Frank Mancuso Jr. es… pragmática. Se centra en la acción y en mantener el ritmo, pero a costa de cualquier intento de crear una atmósfera genuinamente opresiva. Los planos son funcionales, la fotografía es estándar para su época y la utilización del sonido, aunque eficiente en términos de alertar al espectador de la presencia de Jason, no logra generar una sensación de peligro constante. Se siente como si el equipo de producción estuviera más preocupado por seguir el formato de un slasher clásico que por explorar las posibilidades narrativas o emocionales de la historia.

Las actuaciones son bastante decentes, aunque no destacables. Martin Slaughter como Tommy Jarvis, el chico a cargo del campamento, ofrece una actuación sosa y carente de matices. El resto del reparto, compuesto por adolescentes de la época (Kevin Chapman, Derick Broeder, Juli McCullough), interpreta sus papeles con un entusiasmo admirable, pero sin llegar a aportar profundidad a sus personajes. Jason Voorhees, interpretado por Damon Killian, es, como suele ser el caso, un monstruo amenazante pero sin un trasfondo o motivación clara. Su presencia se limita a ataques brutales y a gritos guturales, lo que lo convierte en una figura casi robótica en lugar de un antagonista con una personalidad definida.

El guion es, lamentablemente, el punto más débil de la película. La trama es extremadamente simple y predecible, con un desarrollo personajes prácticamente inexistente. La historia se centra en el regreso de Jason, la búsqueda de la verdad sobre su muerte, y una serie de asesinatos gratuitos. La construcción del misterio es torpe y se revela con demasiada anticipación, frustrando cualquier intento del espectador de involucrarse emocionalmente con los personajes. La película no profundiza en la tragedia que condujo a la muerte de Jason, lo que disminuye el impacto de sus acciones. Se limita a presentarle como un mero ejecutor, sin ofrecer una explicación convincente para su comportamiento maníaco.

En definitiva, “Viernes 13, Parte III” es un ejemplo de cómo el nombre de una franquicia no garantiza la calidad de una película. Aunque ofrece algunos momentos de tensión superficial, su guion predecible, la dirección sin inspiración y las actuaciones mediocres la convierten en una experiencia decepcionante para los fans de la saga y para aquellos que buscan una película de terror realmente aterradora. Es un intento fallido de revitalizar un clásico, dejando al espectador con la sensación de que se ha perdido una oportunidad.

Nota: 4/10