Vikram (2022)

“Vikram” no es solo una película de acción con elementos de thriller, sino un estudio sobre la violencia, el honor y las consecuencias de un pasado que no muere. Dirigida por R. Ajay Bhushan, la película se adentra en los oscuros rincones de la venganza, explorando cómo la búsqueda de justicia puede convertirse en un ciclo destructivo que consume a todos los involucrados. La película evita caer en clichés del género, ofreciendo una experiencia cinematográfica compleja y, a menudo, inquietante.

La dirección de Bhushan es sólida y se distingue por su habilidad para crear una atmósfera de tensión constante. La película se apoya en un ritmo pausado, permitiendo que la anticipación se acumule lentamente. A diferencia de muchas producciones del género, “Vikram” no se apoya en explosiones visuales constantes, sino que opta por construir el suspense a través de diálogos tensos, miradas furtivas y momentos de silencio que pesan más que mil palabras. La película emplea con maestría la oscuridad, utilizando la luz y la sombra para reforzar la sensación de peligro inminente. Particularmente me impresionó el uso de la música, que se integra a la perfección con la narrativa, intensificando las escenas de acción y subrayando los momentos de vulnerabilidad de los personajes.

Las actuaciones son, en general, excepcionales. Vijay Sethupathi, como Vikram, ofrece una interpretación magistral de un hombre atormentado por su pasado, un hombre consumido por la venganza, pero que aún conserva vestigios de humanidad. Su personaje es multifacético, contradictorio y profundamente humano. Srinidhi Shetty, en el papel de Amar, se muestra como el joven investigador, atrapado en un mundo de secretos y traiciones. Su evolución a lo largo de la trama es palpable y su desempeño es convincente. Incluso el actor que interpreta al inspector, Roshan Mathew, aporta una profundidad inesperada a su personaje, revelando las cicatrices emocionales que lo marcan. La química entre los tres protagonistas es notable, y contribuye a la credibilidad de las interacciones y los conflictos que surgen.

Si bien el guion es sólido en su planteamiento general y mantiene al espectador enganchado, algunas subtramas podrían haber sido más desarrolladas y profundizadas. A veces, la narrativa se siente ligeramente apresurada en ciertos momentos, dejando algunas preguntas sin respuesta completamente. Sin embargo, la exploración de la cultura del honor y las disputas familiares en el contexto de la India rural es un elemento central de la película y se aborda con una sensibilidad que va más allá de lo convencional. La película no rehuye mostrar los matices oscuros de esta cultura, evitando simplificaciones y estereotipos. El tratamiento de la venganza como un concepto central en la sociedad, con sus justificaciones y consecuencias, es una de las mayores fortalezas de la película. En definitiva, “Vikram” es una película de suspense que exige un poco más de atención y reflexión que otras producciones de su género, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica memorable y que permanece en la mente después de que los créditos finales se han desvanecido.

Nota: 7.5/10