James Gray, conocido por su mirada a la alienación urbana y la fragilidad de las relaciones, nos entrega con 'Violet & Daisy' una de sus obras más audaces y, a la vez, sorprendentemente inquietantes. Esta película, que marca el debut como director de un guionista consagrado como Melvin B. Kaplan (autor de 'Precious'), no se ancla a la narrativa convencional. Se centra en la relación entre Violet (Michelle Williams) y Daisy (Kaitlin Olson), dos jóvenes amigas que viven de trabajos menores y, en este caso, se han contratado para ser las cómplices de un hombre llamado Ronan (John Travolta) en una misión aparentemente sencilla: llevar a un personaje interpretado con una elegancia melancólica por Oscar Isaac a una reunión. Sin embargo, la premisa se complica rápidamente, sumergiendo a las protagonistas en una red de engaños, violencia y una creciente paranoia.
La película se distingue fundamentalmente por su atmósfera, un tono casi onírico y opresivo que se construye a través de la dirección de fotografía de Lachlan McGillivray. La paleta de colores, predominantemente en tonos pastel y desaturados, contrasta brutalmente con la brutalidad de las acciones que se desarrollan en pantalla. Gray logra crear un espacio visual que se siente a la vez familiar y profundamente desconcertante, como si estuviéramos atrapados en un sueño febril. La cámara se mueve con una fluidez casi hipnótica, siguiendo a Violet y Daisy en sus diálogos y sus gestos, intensificando la sensación de inquietud. La banda sonora, minimalista y evocadora, completa el conjunto, acentuando el aspecto surrealista de la historia.
Las actuaciones son sobresalientes. Michelle Williams y Kaitlin Olson, dos actrices con personalidades muy distintas, logran establecer una conexión convincente y compleja entre sus personajes. Williams, particularmente, ofrece una interpretación magistral, transmitiendo la vulnerabilidad y la desesperación de Violet con una sutileza que es a la vez devastadora y conmovedora. John Travolta, en el papel de Ronan, entrega un retrato sutil y amenazante de un hombre desesperado y manipulador. La presencia de Oscar Isaac, como el misterioso y enigmático personaje al que llevan, es discreta pero efectiva, aportando un aire de peligro inminente. El guion, aunque no se aferra a explicaciones y justificaciones, se enfoca en la dinámica entre las dos protagonistas, explorando temas como la identidad, la dependencia y la búsqueda de la autonomía.
‘Violet & Daisy’ no ofrece respuestas fáciles ni conclusiones consoladoras. Es una película que exige una lectura activa por parte del espectador, que debe sumergirse en su atmósfera perturbadora y aceptar la ambigüedad que la caracteriza. No es un thriller convencional, sino más bien un estudio de personajes y una reflexión sobre la fragilidad de la vida. Gray ha creado una pequeña joya cinematográfica, una obra que permanecerá en la memoria con una inquietante belleza y un palpable sentido de lo extraño. Es una película que, a pesar de su aparente sencillez, alberga una profundidad inusitada y plantea preguntas relevantes sobre la naturaleza humana.
Nota: 8/10
