VIRAL The Short Film (2022)

“VIRAL: El Cortometraje” de Shalom C. Obiago se presenta no como una mera exploración de la cultura de internet, sino como un estudio psicológico inquietante y perturbador sobre la sed de reconocimiento y la corrupción de la identidad en la era digital. La película, aunque corta en duración, logra un impacto considerable gracias a su capacidad para generar intriga y luego, una sensación tangible de malestar en el espectador. Obiago no se limita a mostrar la superficialidad de la viralidad; más bien, disecciona el proceso psicológico que lleva a individuos como Benny y Khalil a comprometer su autenticidad en busca de una fama efímera.

La dirección de Obiago es precisa y atmosférica. Utiliza la iluminación, especialmente en las escenas donde se presentan los "falsos" perfiles en redes sociales, para crear una sensación de frialdad y artificialidad. La paleta de colores es sombría, reforzando el ambiente opresivo y la desconfianza que permea la narrativa. Observo una cuidadosa selección de planos y movimientos de cámara que logran concentrar la tensión y la incomodidad, sin caer en la ornamentación innecesaria. Hay una sutil pero efectiva manipulación del espacio, que refleja el mundo distorsionado en el que se mueven los protagonistas.

Las actuaciones de Shalom C. Obiago y el resto del elenco son excepcionales. Obiago transmite magistralmente la progresiva alienación de Benny, mostrando cómo su ambición lo consume y lo despoja de su propia voz. La transformación es gradual y creíble, y se percibe en cada mirada, en cada gesto. El apoyo de Khalil, inicialmente un aliado, se convierte en un espejo de la autodestrucción, lo que añade una capa de tragedia a la historia. No se trata de caricaturas; son personajes complejos, con motivaciones comprensibles, aunque trágicamente fallidas.

El guion de Obiago es lo que verdaderamente eleva a “VIRAL” por encima de un simple relato de internet. No se ofrece una crítica simplista al fenómeno viral, sino que explora las consecuencias emocionales y éticas de intentar construir una identidad basada en la apariencia y la validación externa. La historia plantea preguntas importantes sobre la relación entre la verdad y la popularidad, sobre el precio que estamos dispuestos a pagar por ser aceptados. La narrativa es contundente, culminando en un final que deja una sensación inquietante y reflexiva. La sutileza con la que se plantean las implicaciones éticas es lo que hace que la película resuene mucho después de que terminan los créditos. Se percibe una preocupación genuina por el impacto de la cultura digital en nuestra percepción de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Nota: 8/10