Viridiana (1962)

Federico Fellini's *Viridiana* (1961) es mucho más que una simple comedia religiosa; es un retrato complejo y perturbador de la burguesía italiana y, de manera más amplia, una disección de la hipocresía y la moralidad. La película, estrenada en un contexto político y social particularmente turbulento, sigue la historia de Don Jaime, un hidalgo rico y amargado que, tras la muerte de su esposa, se encuentra con la llegada de su sobrina, Viridiana, una novicia de caridad con una sorprendente similitud física con su difunta esposa. Lo que comienza como una supuesta bendición se transforma rápidamente en una fuente de angustia existencial para el protagonista y un dilema moral para los espectadores.

Fellini demuestra una maestría absoluta en la dirección, utilizando una estética visual ricamente detallada que es a la vez opulenta y claustrofóbica. La hacienda de Don Jaime, con sus extensos salones y sus decoraciones elaboradas, refleja la riqueza y la decadencia del personaje, mientras que la iluminación, con sus sombras y contrastes, intensifica la atmósfera de paranoia y tensión. La película no se limita a mostrar; la siente. La cámara, a menudo colocada en ángulos extraños y desde perspectivas inusuales, nos coloca en el lugar de Don Jaime, experimentando su aislamiento, su duda y su creciente desasosiego.

La actuación de Gina Lollobrigli como Viridiana es, sin duda, el corazón de la película. Lollobrigli logra un equilibrio perfecto entre la inocencia aparente y una profundidad subyacente que sugiere una perversidad latente. Su personaje no es simplemente una santa fingida; exhibe una inteligencia aguda y una capacidad de manipulación que desafían las expectativas convencionales. La interacción entre Don Jaime y Viridiana es increíblemente tensa y llena de ambigüedad, construyendo una de las relaciones más fascinantes y perturbadoras de la historia del cine. Franco Nero, como el joven empleado Armando, ofrece un contraste sutil y efectivo con su pureza y entrega a la causa.

El guion, coescrito por Fellini y Ennio Flaiano, es complejo y deliberadamente irónico. La película no ofrece respuestas fáciles ni moralizantes. Se pregunta si la compasión y la caridad pueden ser verdaderas o si son meras máscaras para cubrir la avaricia y la hipocresía. La ambigüedad moral es el motor de la narrativa. Los diálogos son afilados y llenos de ironía, y la trama se desenvuelve con una lentitud meticulosa que permite al espectador reflexionar sobre los motivos y las consecuencias de las acciones de los personajes. La película parece no querer juzgar, sino más bien mostrar la complejidad de la naturaleza humana y las fronteras difusas entre el bien y el mal.

*Viridiana* es una experiencia cinematográfica inquietante y desafiante que continúa generando debate y análisis décadas después de su estreno. Es una película que obliga al espectador a cuestionar sus propias creencias y a confrontar las sombras de la ambigüedad moral. Fellini logra crear un universo narrativo en el que la belleza y la perversión se entrelazan, lo que la convierte en una obra maestra del cine italiano y una de las películas más influyentes de su autor.

Nota: 9/10