“Vishwaroopam” es una película que se atreve a romper esquemas y a desafiar las expectativas del cine de acción indio. Dirigida por Kamal Haasan, el proyecto es ambicioso en su concepto, su alcance y, francamente, en la dificultad de su ejecución. Haasan, quien también actúa, asume un rol que va más allá de la actuación, mostrando una dedicación admirable a la producción y a la construcción de un mundo narrativo complejo y, a veces, perturbador. La película, que se mueve entre el thriller de espías, el drama familiar y la guerra, requiere una inversión de atención considerable del espectador.
La premisa, centrada en el Dr. Vikram Iyengar, un científico nuclear que se ve envuelto en una conspiración global relacionada con el terrorismo islámico, es inicialmente intrigante. La película se construye sobre una base de investigación científica, con escenas que, aunque ocasionalmente se sienten forzadas y explicativas, contribuyen a dar credibilidad a la trama. Haasan, en el papel principal, ofrece una interpretación magistral, capaz de transmitir tanto la vulnerabilidad de un hombre en duelo, como la determinación implacable de un hombre dispuesto a luchar por la justicia. Su evolución a lo largo de la película es palpable, y su presencia es, sin duda, el núcleo emocional de la historia. Sin embargo, el resto del reparto no siempre logra alcanzar el mismo nivel. Algunas actuaciones son efectivas, otras, menos. La representación de los personajes secundarios a veces carece de profundidad, limitando el impacto emocional de ciertos momentos.
El guion, bajo la pluma de Haasan, es un desafío en sí mismo. La película intenta abarcar una gran cantidad de información, movimientos y giros inesperados. Esto resulta en un ritmo irregular, con momentos de tensión sostenida intercalados con segmentos más lentos y explicativos. El manejo de la acción es competente, con secuencias coreografiadas con pulcritud y efectos especiales que, aunque no revolucionarios, cumplen su función. Lo más interesante es la forma en que se introduce la elementa del yoga y la meditación como herramienta de contención y combate, una visión poco común en el género.
No obstante, la película no está exenta de problemas. La complejidad del argumento, a veces, oscurece la trama principal, y la gran cantidad de personajes, algunos de ellos poco definidos, dificulta su seguimiento. Además, la película se siente, en ocasiones, como una tentativa de emular a "Zero Dark Thirty", aunque con un enfoque más directo en el conflicto ideológico. El mensaje sobre la lucha contra el terrorismo, aunque presente, a menudo se diluye en el torbellino de intrigas y conspiraciones. Aun así, “Vishwaroopam” se destaca por su audacia, su ambición y, sobre todo, por la visión singular de Kamal Haasan como productor y director.
Nota: 7/10