Vive como quieras (1938)

“Vive como quieras” (Wild Style) no es solo una película de los 80; es un manifiesto, una celebración visceral de la cultura de la calle, un choque de mundos que aún hoy resuena con una fuerza sorprendente. Este clásico de John Singleton se presenta como una historia de amor improbable en un contexto social conflictivo, pero en realidad es mucho más que eso: es una radiante defensa de la individualidad, la libertad y la expresión creativa, envuelta en un frenesí de colores, música y baile.

La dirección de Singleton es impecable. Dominando con maestría la estética del graffiti y el hip-hop, captura la energía cruda y descontrolada de la Nueva York de finales de los 80. No se trata simplemente de mostrar grafitis; Singleton los integra como parte fundamental de la narrativa, como un lenguaje visual que refleja la identidad y las ambiciones de los personajes. La planificación de las escenas de baile es asombrosa, casi como si estuviera rodando una coreografía. La banda sonora, compuesta por Herb Sandridge, es un componente esencial, un rugido constante que impulsa la acción y evoca la atmósfera del barrio.

El guion, adaptado de la novela de Colin Kinnane, explora la tensión entre dos mundos: el de Alice, una joven con aspiraciones artísticas y un destino incierto, y el de la familia Kirby, personajes extravagantes y absurdos cuyo éxito financiero se basa en prácticas cuestionables. La película no juzga a ninguno de los dos lados. Presenta a la familia Kirby como seres ridículos pero con un corazón, a menudo inconscientemente, y a Alice como la única persona que parece comprender el caos y la belleza de su entorno. La trama, aunque sencilla, es efectiva para construir la tensión y el conflicto, y la resolución, aunque a veces abrupta, resulta satisfactoria. Es una película que te deja pensando en la importancia de la autenticidad y de no conformarse con las expectativas de los demás.

Las actuaciones son particularmente destacadas. Sean Penn, en su papel estelar como Tony Kirby, logra un equilibrio perfecto entre lo ridículo y lo entrañable. Su interpretación es arrolladora, cautivando al espectador con su carisma y su vulnerabilidad. Adina Porter como Alice Sycamore transmite con sutileza la frustración y el anhelo de una joven que lucha por encontrar su lugar en el mundo. El reparto secundario, repleto de actores jóvenes y prometedores, contribuye a la autenticidad del film. Es una película que resalta el talento de los actores jóvenes, muchos de los cuales se convertirían en estrellas a día de hoy.

A pesar de algunos momentos de ritmo irregular y una construcción narrativa algo forzada, "Vive como quieras" es una película imprescindible para entender la cultura de la calle y el espíritu de una generación. Es un trabajo audaz y visionario, que desafía las convenciones y celebra la libertad individual.

Nota: 8.5/10