Vivir de ilusión (1962)

“Vivir de ilusión” (Carousel, para los que conocen su título original) es una película de Frank Darabont que, a pesar de no alcanzar la magnitud de “La Shawshank Redemption” o “El Resplandor”, logra construir una narrativa conmovedora y profundamente humana. Darabont, conocido por su maestría en adaptar historias de época, demuestra su habilidad para revitalizar narraciones clásicas, y esta adaptación de “Annie Get Your Gun” no es una excepción.

La película se centra en Harold Hill, interpretado magistralmente por Jeff Bridges. Bridges logra capturar la ambivalencia de Hill: un hombre que, aunque sin escrúpulos y manipulador, despierta cierta simpatía gracias a su devoción por la música y su deseo (en esencia) de ayudar a los niños. Su actuación es sutil, pero transmite la desesperación por encontrar un público, el miedo al fracaso y, quizás, un destello de bondad oculto tras una fachada de oportunista. El resto del reparto, especialmente Shirley MacLaine como la profesora Marian Paroo, ofrece interpretaciones igualmente sólidas, creando un dinámico contraste con la personalidad de Hill. MacLaine, en particular, entrega una actuación potente y emotiva, evocando la fuerza y la dignidad de una mujer que lucha por proteger a sus alumnos y por recuperar su propia autoestima.

Lo que realmente distingue a “Vivir de ilusión” es su guion. Aunque se basa en una historia preexistente, la adaptación de Darabont añade profundidad y matices. Se explora la importancia de la música como herramienta de empoderamiento, el peso de las expectativas sociales y las tensiones entre la tradición y el progreso. La trama se complica de manera inesperada, evitando caer en clichés sentimentales. La película no solo cuenta una historia de engaño, sino que también explora la complejidad de las relaciones humanas, la búsqueda de la identidad y el valor de la comunidad. Las escenas musicales son, en general, excepcionales, capturando la energía y la alegría de la música de una manera auténtica. La banda sonora, compuesta por Marc Shaiman, es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película.

Sin embargo, la película no está exenta de defectos. Algunos diálogos pueden resultar un poco torpes y la trama, en ciertos momentos, se siente un poco lenta. Además, la resolución final, aunque satisfactoria, podría haber sido más ambigua y provocar una reflexión más profunda sobre las consecuencias de las acciones de Hill. No obstante, estos pequeños fallos no impiden que “Vivir de ilusión” sea una película recomendable, un relato reconfortante y, a la vez, provocador sobre la importancia de perseguir los sueños y de valorar lo que realmente importa.

Nota: 7.8/10