Vivir su vida (1962)

“Vivir su vida” (1963) de Jean-Luc Godard es una película que, a pesar de su brevedad, logra generar un impacto duradero y una reflexión compleja sobre el deseo, la ambición y la fragilidad de la identidad. No es una película que se consume de una sentada; es un objeto que se va excavando, y que requiere paciencia y una cierta disposición a aceptar la ambigüedad que caracteriza el cine de Godard en sus inicios.

El núcleo de la trama, la historia de Nana (Anna Karina), es, en esencia, la de una joven que busca la libertad, un escape de las limitaciones impuestas por su entorno familiar y la vida provincial. La decisión de abandonar a su marido y a su hijo es un acto de rebeldía que, aunque motivado por un anhelo de independencia, se presenta como desolador y sin opciones claras. Godard no juzga a Nana; simplemente la observa, la expone a las duras realidades de la ciudad y, en última instancia, la condena a un camino sin retorno.

La dirección de Godard es magistral en su simplicidad. La película se mueve a un ritmo pausado, casi contemplativo, que obliga al espectador a sumergirse en la atmósfera melancólica de París. El uso del blanco y negro acentúa la frialdad de la ciudad y la desolación de la protagonista. Los planos, a menudo largos y sin diálogos, permiten que la cámara se convierta en testigo silencioso de las experiencias de Nana. Es una dirección que privilegia la atmósfera sobre la acción, buscando evocar sentimientos más que narrar un relato convencional.

Anna Karina, que además escribió el guion, ofrece una actuación extraordinariamente honesta y vulnerable. Su Nana es una figura compleja, marcada por la desesperación y la ternura. Ella no es una heroína en el sentido clásico; es una mujer que se consume por su propia ambición y que, en el proceso, pierde su humanidad. La química entre Godard y Karina es palpable; se siente una verdadera complicidad creativa que se refleja en la naturalidad de sus gestos y en la intensidad de sus miradas.

El guion, aunque minimalista, es profundamente conmovedor. La falta de explicaciones y la ambigüedad de los diálogos obligan al espectador a interpretar y a sacar sus propias conclusiones. El cine de Godard en esta época no ofrece respuestas fáciles, sino que se centra en la exploración de las contradicciones y las tensiones internas de sus personajes. La película no se dedica a glorificar la prostitución, sino a mostrar las consecuencias sociales y personales de una decisión desesperada.

En definitiva, "Vivir su vida" es un pequeño milagro cinematográfico. Es una película que, a pesar de sus limitaciones técnicas, nos recuerda la importancia de la libertad, la autenticidad y la fragilidad de la condición humana. Una obra que sigue resonando con fuerza más de 60 años después de su estreno.

Nota: 8/10