Vixen! (1968)

“Vixen!” es, en su esencia, una película de supervivencia que se presenta con un diseño de producción impactante pero que, lamentablemente, no logra sostener la tensión narrativa y el drama que promete. La película, ambientada en el remotísimo paisaje canadiense, busca construir una historia de mujer solitaria que debe defender su hogar de una amenaza, pero en el proceso, se pierde en elementos visuales llamativos y una ejecución que a veces se siente más expositiva que envolvente.

El director, Justin Durant, demuestra un gran talento para la puesta en escena. Las imágenes de la naturaleza salvaje, con sus imponentes montañas, ríos caudalosos y bosques densos, son sencillamente espectaculares. La fotografía, en particular, es uno de los puntos fuertes de la película, utilizando una paleta de colores que oscila entre los tonos fríos y melancólicos del invierno y los vibrantes ocres y dorados del atardecer. La sensación de aislamiento y soledad, crucial para la premisa de la película, se consigue eficazmente a través de la cinematografía. Sin embargo, la belleza visual, por sí sola, no es suficiente para compensar las carencias en otros aspectos.

La interpretación de Emily Blunt como Vixen Palmer es, sin duda, uno de los aspectos más interesantes de la película. Blunt ofrece una actuación sutil y convincente, transmitiendo con maestría la determinación, la fragilidad y la inteligencia de una mujer que ha aprendido a sobrevivir en un entorno hostil. Su presencia en pantalla es constante, y su personaje, aunque inicialmente algo reservado, desarrolla una fuerte presencia moral, convirtiéndose en un símbolo de resistencia. No obstante, la profundidad psicológica de Vixen, a pesar de la interpretación, queda un tanto superficial, y su trasfondo personal, que podría haber enriquecido la historia, se presenta de forma dispersa.

El guion, dirigido por Durant y co-escrito por Jennifer Casey, es donde la película realmente se desmorona. La trama, aunque sencilla en su concepto, carece de ritmo y de un desarrollo argumental sólido. Los momentos de tensión se diluyen en diálogos artificiosos y escenas que se sienten más como explicaciones directas del público que como producto de la acción. La amenaza, representada por un grupo de cazadores sin motivación clara y con una presencia física limitada, resulta poco convincente y, en última instancia, olvidable. El guion tropieza con la construcción de personajes secundarios que, aunque diseñados para añadir interés, terminan siendo planos y unidimensionales.

En definitiva, “Vixen!” es una película visualmente impresionante pero narrativamente frágil. Ofrece una valiosa oportunidad a Emily Blunt, pero su potencial se ve truncado por un guion poco trabajado y una dirección que, aunque creativa, no logra conectar plenamente con el espectador. Es una película que se disfruta más como un ejercicio de diseño de producción y un ejemplo de la belleza natural del entorno, que como experiencia cinematográfica completa, es decepcionante. Es un estudio de caso de cómo la estética puede engañar al ojo, mientras que la historia se queda en un plano demasiado plano.

Nota: 6/10