Vlastníci (2019)

“Vlastníci” (Los Dueños) no es, en esencia, una película de acción frenética o de giros argumentales vertiginosos. Es, antes bien, una disección lenta y metódica del conflicto social, la frustración y el anhelo de pertenencia que puede erosionar la convivencia y la comunidad. La película de la directora Petra Kolinská logra, con una quietud implacable y un ritmo deliberadamente pausado, capturar la atmósfera sofocante de un edificio en ruinas, tanto física como emocionalmente. Lo que en principio podría parecer una simple historia de vecinos en crisis, se transforma en un estudio profundo sobre las heridas del pasado, la burocracia opresiva y la dificultad de imaginar un futuro común cuando se está atrapado en el presente de la rencilla.

La dirección de Kolinská es magistral. Evita los clichés del drama de vecinos y se centra en la construcción gradual del descontento. La cámara a menudo se queda observando, sin emitir juicios, registrando los gestos, las miradas, los silencios incómodos que revelan el peso de las tensiones acumuladas. El uso de la fotografía, con una paleta de colores apagados y una iluminación que recuerda a un invierno perpetuo, refuerza la sensación de estancamiento y desesperanza. La película está visualmente impecable, sin recurrir a artificios innecesarios, y la banda sonora, minimalista y melancólica, acentúa la emotividad de las escenas. La película no busca emocionarnos con momentos de gran impacto, sino que nos obliga a sentir la angustia latente de los personajes.

El elenco es notable. La interpretación de Darina Zemanová como la Sra. Zahrádková es, sin duda, el núcleo de la película. Zemanová logra transmitir una mezcla compleja de determinación, resentimiento y vulnerabilidad que la convierte en un personaje memorable. Su Sra. Zahrádková no es ni una heroína ni una villana; es una mujer que ha sufrido demasiado y que, a pesar de su amargura, anhela una solución. Los otros actores, que interpretan a los demás vecinos, también ofrecen interpretaciones sólidas, logrando crear personajes crípticos, a veces irritantes, pero siempre comprensibles. Cada uno representa un fragmento de la historia del edificio y, por extensión, de la sociedad en general.

El guion, adaptado de un relato de la escritora Helena Chobotová, es el verdadero punto fuerte de la película. No ofrece respuestas fáciles ni soluciones rápidas al conflicto. En lugar de eso, se adentra en las razones profundas que impulsan el comportamiento de los personajes, revelando sus miedos, sus frustraciones y sus traumas. La trama se desarrolla de manera orgánica, basada en conversaciones cotidianas, disputas sobre el mantenimiento de la propiedad y recuerdos difusos. Sin embargo, la película también tiene algunas debilidades. A pesar de la solidez del guion, en algunos momentos el ritmo se ralentiza excesivamente, y algunos diálogos pueden resultar un tanto expositivos. A pesar de ello, la película consigue mantener al espectador enganchado, invitándole a reflexionar sobre las dinámicas sociales y las consecuencias de la falta de comunicación.

En definitiva, "Vlastníci" es una obra cinematográfica conmovedora y provocadora que invita a la reflexión. No es un entretenimiento superficial, sino una experiencia cinematográfica que exige atención y que, a la larga, recompensará al espectador con una comprensión más profunda de la condición humana.

Nota: 8/10