War Horse (Caballo de batalla) (2011)

“Caballo de batalla” (War Horse) es una película que, a pesar de sus evidentes virtudes visuales, se queda justo por debajo de su potencial. La historia, inspirada en el libro homónimo de Michael Morpurgo, narra el viaje emocional y físico de Albert, un joven inglés, a través del infierno de la Primera Guerra Mundial, a la búsqueda constante de su fiel caballo, hincha. La película es, en su esencia, una epopeya sobre la inocencia perdida, la amistad incondicional y el costo brutal de la guerra.

La dirección de Steven Spielberg, que también participó en el guion, es impecable. El uso del color, especialmente en las escenas que muestran el mundo antes de la guerra, es particularmente efectivo, creando un contraste impactante con la paleta gris y ocres que dominan los campos de batalla. Spielberg sabe generar tensión sin recurrir a clichés de acción baratos. La fotografía de Janusz Kamiński es, sin duda, uno de los grandes logros de la película: cada plano, desde los vastos paisajes ingleses hasta los claustrofóbicos túneles de trincheras, está cuidadosamente diseñado para transmitir la atmósfera opresiva y el horror del conflicto. Sin embargo, a veces la exuberancia visual, si bien embellece la experiencia, puede eclipsar la crudeza del relato.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ejecutor Mark Strong como el teniente Nicholls, responsable de la venta de hincha a Albert, ofrece una interpretación cautivadora, mostrando la ambivalencia moral del militar atrapado en una máquina de guerra. Tom Hiddleston, como Albert, transmite con maestría la evolución del joven desde la ingenuidad inicial hasta la desolación y la determinación. Pero la verdadera estrella de la película es, sin duda, el propio hincha. La CGI, en este caso, no es un obstáculo para la inmersión. El caballo, interpretado por múltiples ejemplares, es real, imponente y completamente convincente. Su inteligencia y expresividad, cuidadosamente coreografiadas, añaden una capa emocional profunda a la narrativa. Es, quizás, la actuación más creíble de la historia, un testimonio del talento de los maquilladores, especialistas en animales y el equipo técnico.

El guion, aunque fiel al libro, se siente a veces un poco extenso. Algunas secuencias, especialmente aquellas que detallan la vida en la trinchera, podrían haberse condensado para mantener el ritmo. La película se apoya mucho en la emoción y la empatía del espectador, sin ofrecer una reflexión profunda sobre las causas o las consecuencias de la guerra. Si bien esto puede ser una elección deliberada, considerando la naturaleza autobiográfica de la historia, una mayor exploración de los dilemas morales y las realidades del conflicto podría haber enriquecido la experiencia. A pesar de estas pequeñas deficiencias, “Caballo de batalla” es una película conmovedora y visualmente impresionante que, sin duda, tocará la fibra emocional del público.

Nota: 7.5/10