Destructor (1982)

“Destructor” (Destroyer, 2018) no es una película que te deje con la sensación de haber visto una obra maestra trascendental, pero tampoco es un ejercicio de pretenciosidad gratuita. Es, en su lugar, una película visceral, sombría y profundamente inquietante que, a pesar de su atmósfera densa y su ritmo pausado, consigue mantener la atención del espectador gracias a una dirección cuidadosa y a las sólidas interpretaciones de sus protagonistas. Justin Kurzel, conocido por su trabajo en “Macbeth” y “El Lobo de Wall Street”, logra evocar un mundo post-apocalíptico desolador y, sobre todo, una sensación de desesperanza que es contagiosa.

La película se centra en la relación entre Hunter (Jessica Chastain), una antigua agente del gobierno especializada en eliminaciones, y Corlie (Matilda Keane), una adolescente que ha escapado de Straker (Nicolas Cage), un hombre brutalmente determinado a recuperar a su hermana. La película no se centra tanto en la acción explosiva, aunque sí hay escenas de violencia impactantes, como en la exploración psicológica de los personajes. Chastain, en particular, ofrece una actuación magistral. Su interpretación de Hunter es compleja y multifacética. No es simplemente una asesina fría y calculadora; es una mujer atormentada por su pasado, consumida por la culpa y deshazada por un trauma profundo. Su mirada, llena de tristeza y cansancio, es la clave para comprender la desesperación que la consume.

La dirección de Kurzel es elegante y controlada. Utiliza la fotografía para crear una atmósfera opresiva, con paletas de colores apagados y encuadres que acentúan la soledad y el aislamiento de los personajes. El sonido, con una banda sonora perturbadora y efectos de sonido inquietantes, también contribuye a la sensación de malestar. Sin embargo, el ritmo lento podría resultar tedioso para algunos espectadores. El guion, adaptado de un cuento de Thomas Liggett, se centra en el proceso de catarsis de Hunter, la confrontación con su pasado y la aceptación de su propia naturaleza. La película no ofrece respuestas fáciles ni soluciones definitivas, dejando al espectador con la sensación de que la verdadera lucha es interna.

Nicolas Cage, en el papel de Straker, ofrece una interpretación igualmente memorable, aunque, a veces, excesivamente exagerada. Su personaje es un completo carcelario, un monstruo desprovisto de empatía. A pesar de ello, la química entre Chastain y Cage es palpable, y las escenas en las que interactúan son de las más impactantes de la película. En definitiva, “Destructor” es una película compleja, no siempre agradable, pero que definitivamente vale la pena ver por su intensidad emocional y por la brillantez de sus protagonistas. Es una reflexión sobre el trauma, la venganza y la búsqueda de redención, ambientada en un futuro distópico donde la ley y la moralidad han desaparecido.

Nota: 7/10