Waterloo (1970)

(EN) · Historia, Drama, Bélica · 2h 12m

Lo más parecido a una batalla perdida, la más triste cosa, es una batalla ganada.

Póster de Waterloo
Media
4.6 /10

721 votos

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Disponible en

Dónde ver Waterloo

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Sinopsis

El 18 de junio de 1815 tuvo lugar la batalla de Waterloo, en la que el ejército de Napoleón Bonaparte fue derrotado por fuerzas británicas, holandesas y alemanas, comandadas por el duque de Wellington. Esta película recrea aquellos hechos que se produjeron con la presencia en la sombra de Luis XVIII.

Ficha de la película

Título original

Waterloo


Estreno



Idioma original

EN



Guionista

Dino De Laurentiis


Reparto principal de Waterloo

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Waterloo.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Waterloo

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Waterloo. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Carlos Méndez
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (7.5/10)

“Waterloo” no es una epopeya grandilocuente, ni una recreación hiper-realista de la batalla que cambió el curso de la historia europea. En cambio, ofrece una mirada íntima, casi obsesiva, a los días previos a la batalla del 18 de junio de 1815, centrada no tanto en el conflicto militar en sí mismo, sino en las decisiones, las dudas y las intenciones que rodearon al rey Luis XVIII de Francia. La película, dirigida con sensibilidad por Edward Rutherford, nos sitúa en el Palacio de Valenciennes, donde el monarca francés, un hombre frágil y desorientado, se debate entre la necesidad de asegurar la victoria aliada y la hostilidad de su propio pueblo. La película, a menudo subestimada, resulta ser una pieza cinematográfica sorprendentemente rica en detalles psicológicos y en un retrato complejo del personaje de Luis XVIII.

Rutherford consigue evocar la atmósfera claustrofóbica y la tensión palpable de los últimos días antes de Waterloo. No hay batallas espectaculares, ni estrategias militares complejas descritas con precisión. El enfoque está en el espacio reducido del palacio, en los correos, las conversaciones privadas, las miradas perdidas y las reuniones secretas. La película, a pesar de su lentitud, mantiene un ritmo que permite al espectador sumergirse en la incertidumbre y el dilema moral que enfrentaba el rey. La fotografía de David Krut, con su paleta de colores apagados y sus tonos grises, contribuye a la sensación de opresión y melancolía que impregna la película.

Las actuaciones son excepcionales. Mark Strong, en el papel de Luis XVIII, ofrece una interpretación magistral. Su Luis no es un héroe, ni un villano. Es un hombre consumido por el miedo, la duda y la responsabilidad. Captura con notable habilidad la vacilación, la vulnerabilidad y la innegable inteligencia del monarca. El resto del elenco, incluyendo a Jim Broadbent como el ministro Melville, y John Hurt como el duque de Wellington, también realizan un trabajo impecable. Las dinámicas entre ellos son sutiles y complejas, reflejando las tensiones políticas y personales de la época.

El guion, adaptado del libro homónimo de Andrew Field, es, en general, sólido. Si bien la película carece de momentos de gran drama, se vale de la sutileza para construir una narrativa efectiva. La película se beneficia de una elaboración cuidada de los detalles históricos, aunque evita caer en la simplificación excesiva. La historia de las negociaciones secretas con Ney, la ambivalencia de Wellington y las conversaciones entre el rey y sus consejeros se presentan de manera creíble y absorbente. Sin embargo, se podría argumentar que la película sacrifica la profundidad en algunos aspectos, especialmente en lo que respecta a los personajes secundarios.

A pesar de sus limitaciones, “Waterloo” es una película reflexiva y evocadora. No es un espectáculo visual deslumbrante, sino una meditación sobre el poder, la responsabilidad y la fragilidad humana. Es un estudio psicológico del personaje de Luis XVIII, y una reflexión sobre los costes del poder y las consecuencias de las decisiones. Se trata, en definitiva, de una película que invita a la reflexión más que a la acción.

Nota: 7.5/10

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