Wendy and Lucy (2009)

‘Wendy and Lucy’ es una película que se instala en la memoria con una quietud dolorosa y una precisión desgarradora. Terrence Malick, conocido por su estilo visualmente ambicioso, aquí se enfoca en la soledad y la desesperación de Wendy Waters, interpretada con una autenticidad conmovedora por Michelle Williams. La historia, sencilla en su premisa – una mujer joven que busca una vida mejor en Alaska y pierde su fiel compañera en el camino – se convierte en un retrato psicológico de la vulnerabilidad, la pérdida y la lucha por la supervivencia.

La película no se apoya en melodramas fáciles. Malick evita la sentimentalidad excesiva, optando por una narrativa contemplativa que se desarrolla a través de pequeños detalles y momentos de observación. La dirección artística es fundamental para la atmósfera de la película. La fotografía de Bradford Chapman, con su paleta de colores apagados y sus largos planos secuencia, envuelve al espectador en la realidad austera y desoladora del paisaje alaskan. No es una belleza grandilocuente, sino una belleza cruda y natural que complementa la situación de Wendy. Se siente la frialdad del clima, la monotonía del trabajo, la pobreza y la soledad, todo transmutado en una estética visual que perdura a lo largo de la película.

Michelle Williams ofrece una actuación magistral. Su interpretación de Wendy es sutil, precisa y profundamente humana. Observamos el deterioro de su ánimo, la desesperación en su rostro y la creciente impotencia a medida que pierden a Lucy. No se trata de una actuación grandilocuente, sino de una transmisión silenciosa de emociones, a través de la mirada y el lenguaje corporal. Wayne Knight, como el hombre del taller, aporta una notable comicidad negra, pero sin restar protagonismo a la centralidad de la historia y a la angustia de Wendy.

El guion, adaptado de un relato de Carol Goodir, está notablemente bien escrito. Se centra en la humanidad de Wendy, evitando caer en clichés sobre la pobreza y la falta de recursos. La decisión de malgastar un dinero en un simple y urgente alimento para su perro, y su posterior arrepentimiento, es una muestra de su sentido de responsabilidad y su amor incondicional hacia Lucy. La película no ofrece soluciones fáciles ni finales felices; en lugar de eso, se queda con la reflexión sobre la fragilidad de la vida y la importancia de los vínculos afectivos. El uso del diálogo es minimalista, lo que favorece aún más la introspección del espectador.

En resumen, ‘Wendy and Lucy’ es una obra memorable, que consigue generar una profunda empatía con su protagonista y que nos invita a reflexionar sobre los valores esenciales de la vida. Es una película que requiere paciencia y atención, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica significativa y que permanece en la mente mucho tiempo después de que los créditos finales hayan terminado.

Nota: 8.5/10