Atrapado (1995)

“Atrapado” es una propuesta que, a primera vista, se presenta como un experimento social audaz y provocador. La premisa, de una América dividida por la raza con los hombres blancos relegados a las periferias y los negros controlando el poder económico, es inherentemente interesante y tiene potencial para explorar temas complejos sobre desigualdad y prejuicio. Sin embargo, la película, dirigida por Martin Koolijarvi, no logra convertir esa promesa en una experiencia cinematográfica realmente satisfactoria. Lo que nos entrega es una pieza con una ejecución técnica pulida pero una visión artística desapasionada y, francamente, un guion que se queda corto.

La dirección de Koolijarvi es, sin duda, impecable. La película se beneficia de una fotografía oscura y opresiva que refleja el ambiente sucio y desolado de los barrios de Los Ángeles donde habitan los personajes principales. El uso de la cámara, a menudo lenta y observadora, se centra en crear una atmósfera de inquietud y paranoia. La banda sonora, con un ritmo constante y a veces disonante, complementa a la perfección la sensación de desasosiego. Pero, a pesar de la belleza visual y el cuidado en la puesta en escena, la película carece de la vitalidad y la energía necesarias para mantener el interés del espectador durante todo su metraje. El ritmo es pausado, casi deliberadamente lento, y, en ocasiones, se vuelve tedioso.

Las actuaciones son desiguales. John Travolta, como el descontento y frustrado Frankie Staton, ofrece un trabajo sólido, manteniendo una expresión de irritación y desencanto que transmite con convicción. Sin embargo, su personaje se siente a veces unidimensional y su arco dramático, aunque presente, no evoluciona de manera particularmente convincente. La estrella del reparto, Denzel Washington, interpreta a Belafonte con la elegancia y el magnetismo habituales, pero su personaje se ve reducido a un símbolo de la opulencia y el poder. La química entre Travolta y Washington es funcional, pero no llega a generar una conexión emocional profunda.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. La premisa, aunque original, se explora superficialmente, evitando profundizar en las razones subyacentes a la división social que se presenta. Los diálogos son a menudo artificiales y expositivos, utilizando las conversaciones para recitar ideas más que para revelar la personalidad de los personajes. Además, la película recurre a clichés y simplificaciones, presentando un mundo dividido de manera maniquea, sin matices ni ambigüedades. La intención de generar reflexión sobre la desigualdad racial está presente, pero el guion no proporciona las herramientas necesarias para que el espectador realmente se sumerja en la complejidad del tema.

En definitiva, “Atrapado” es una película visualmente atractiva y con buenas actuaciones, pero que fracasa por su guion simplista y su falta de ambición narrativa. Es un experimento social interesante, pero que termina siendo una experiencia frívola y poco estimulante. Podría haber sido mucho más.

Nota:** 5/10