Wilde (1997)

“Wilde” es un biopic sobre Oscar Wilde que, lejos de ofrecer una biografía exhaustiva y documental, opta por un retrato lírico y, a veces, estilizado de la vida y la mente del brillante escritor irlandés. El filme, dirigido por Andrew Bonville y Jim Loach, no se centra tanto en los hechos concretos del juicio y la cárcel, aunque estos sean elementos centrales, sino en la construcción del personaje y la exploración de la dualidad que lo define: la persona pública, el poeta y el sabio, frente al hombre vulnerable y atormentado. La película se beneficia enormemente de la actuación magistral de Rhys Ifans, quien se sumerge en la complejidad de Wilde, transmitiendo con una sorprendente sutileza la mezcla de arrogancia, vulnerabilidad y melancolía que lo caracterizaba.

El guion, adaptado de la biografía de Richard Holmes, es inteligente y se centra en los momentos clave de la vida de Wilde, desde su fascinación por el arte y la cultura en su juventud, hasta su ascenso como intelectual influyente y, finalmente, su caída en desgracia. Bonville y Loach no intentan idealizar a Wilde, ni ocultar sus defectos, como su vanidad, su falta de compromiso con su propio hijo y su incapacidad para defender a su amante, Alfred Douglas (Challenge Levesque), lo que le llevará al infame juicio por homosexualidad. En cambio, exploran la tensión entre la pose hipócrita de la sociedad victoriana y la autenticidad que Wilde cultivaba en su interior, una tensión que se manifiesta en su escritura, en sus diálogos y en su comportamiento. La película se toma su tiempo para desarrollar la relación entre Wilde y Douglas, mostrando la intensidad y la complejidad de su vínculo, a menudo marcado por la manipulación, el amor y la dependencia. La química entre Ifans y Levesque es palpable y esencial para el éxito emocional de la película.

La dirección es elegante y evocadora, utilizando una paleta de colores rica y vibrante que refleja la atmósfera cosmopolita de la época. Los escenarios son impecables, transportando al espectador a los salones lujosos de Londres y a la Riviera francesa. La banda sonora, compuesta por Nitin Sawhney, complementa la atmósfera visual y emocional de la película, creando un ambiente melancólico y nostálgico. No obstante, la película podría haber profundizado en algunos aspectos del juicio, que se presenta de manera relativamente rápida y superficial. Aunque la intención de no centrarse exclusivamente en la criminalización, sí se siente que se pierde algo de la urgencia y la gravedad de la situación.

A pesar de ello, “Wilde” es una película sobre la libertad, la autenticidad y la búsqueda de la felicidad en un mundo que exige la conformidad. Es una meditación sobre el arte, la verdad y la responsabilidad, y sobre el precio que se paga por ser diferente. Rhys Ifans ofrece una actuación inolvidable, convirtiéndose en un Wilde cautivador y trágico, un personaje que, incluso después de más de un siglo, sigue siendo relevante y provocador. La película, en definitiva, es un retrato conmovedor de un genio que, en su búsqueda de la verdad, se encontró a sí mismo y a su propia perdición.

Nota: 8/10