Willow (1988)

“Willow” (1988) no es una película que redefine la fantasía, pero sí se erige como una joya olvidada, una de esas películas de aventuras que te transportan a un mundo imaginario con una nostalgia reconfortante. Después de años, la reciente versión en streaming ha reavivado el interés en esta historia que, si bien predecible en algunos momentos, logra transmitir una atmósfera particular y ofrece un espectáculo visual que merece la pena apreciar. La película evoca el espíritu de las películas de aventuras clásicas de Disney, pero con una sensibilidad más oscura y un tono que va más allá del simple entretenimiento.

La dirección de Ron Howard es solida y sabe equilibrar la acción y la construcción del mundo. La cinematografía de John Dykstra, con sus efectos especiales generados por computadora (para la época), es absolutamente impresionante. Aunque hoy en día algunos detalles puedan parecer un poco datados, la creación de la magia, los dragones, las criaturas y el castillo de Bavmorda resultan visualmente impactantes y contribuyen a la inmersión en la historia. Howard se centra en las secuencias de acción, especialmente las persecuciones y los enfrentamientos, que son dinámicas y bien coreografiadas, aunque a veces carentes de un ritmo particularmente narrativo.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Warwick Davis, en el papel de Willow Ufgood, aporta un carisma natural y una vulnerabilidad que hacen que su personaje sea simpático y fácil de identificar. Es un héroe imperfecto, movido por un destino que no ha elegido, y su viaje es, en última instancia, lo que le da sentido a la película. Joanne Whalley, como la comadrona Aerona, también ofrece una interpretación convincente, y la villana, Geneviève Bujold, como Bavmorda, es memorable por su crueldad y su mirada penetrante. Sin embargo, algunos personajes secundarios, como el rey Touroh, carecen de desarrollo y se limitan a ser meros accesorios de la trama.

El guion, escrito por David Lucas, es donde la película realmente sufre. La trama es relativamente sencilla y predecible. El conflicto central, la profecía y la protección de la niña Sarja, es bastante convencional. Si bien la película maneja de manera efectiva el elemento de la profecía y la fuga, la construcción de la historia principal, la búsqueda y la batalla final, se siente apresurada y con algunos diálogos poco inspirados. No obstante, hay momentos de brillantez, especialmente en la presentación de la magia y la creación de la atmósfera, y el tema de la responsabilidad y el destino son explorados con una honestidad sorprendente para el género.

En definitiva, “Willow” es una película de aventuras encantadora, con una banda sonora memorable de Alan Silvestri y efectos especiales pioneros. No es una obra maestra, pero ofrece un viaje visualmente rico y emocionalmente satisfactorio. Es una película que te recuerda la magia del cine clásico y que, para los amantes del género, es un regalo.

Nota: 7/10