Wilson (2017)

“Wilson” es una película que, en su esencia, explora la soledad, el arrepentimiento y la búsqueda desesperada de conexión humana. Dirigida con una sensibilidad cautelosa por S.J. Clarkson, la película se siente a ratos como una fábula melancólica, un cuento moderno con un toque de fantasía que, aunque no logra alcanzar la grandeza esperada, ofrece un viaje emocionalmente honesto y, en última instancia, conmovedor.

Hugh Jackman, en el papel de Wilson, entrega una actuación particularmente creíble. Su personaje, un hombre roto por la pérdida y atormentado por un pasado que no puede dejar atrás, está cargado de una tristeza palpable. Jackman sabe cómo transmitir la fragilidad y la desesperación de Wilson, sin caer en la exageración dramática. Su interpretación es sutil y poderosa, y se siente en cada mirada, en cada gesto, en cada silencio. La relación de Jackman con su juguete, Wilson (el elefante de peluche), es el núcleo de la película y se nota el esfuerzo que pone en establecer una conexión real entre ambos. Es una conexión que, paradójicamente, funciona como un sustituto de la paternidad y de la relación con su hija.

El guion, adaptado de la novela de Bill Helder, es donde reside la mayor debilidad de la película. Si bien la premisa es intrigante y la idea de un viaje emocional a través de un paisaje desolador es efectiva, el desarrollo de la trama se siente a veces lento y confuso. Hay momentos en los que la película se pierde en detalles innecesarios, ralentizando el ritmo y desdibujando el impacto emocional. Sin embargo, Clarkson logra mantener una atmósfera inquietante y melancólica, utilizando la fotografía y la banda sonora para crear un ambiente que complementa la soledad del protagonista.

La incorporación del elefante de peluche, Wilson, no solo sirve como un elemento central en la narrativa, sino también como un catalizador para la introspección de Wilson. El juguete se convierte en una forma de comunicación, una manera de expresar sus emociones y, en cierto modo, de reconciliarse con su pasado. La película explora la idea de que, a veces, las conexiones más significativas pueden provenir de lugares inesperados y, a menudo, de objetos inanimados.

La película no ofrece respuestas fáciles ni finales felices. Más bien, se centra en el proceso de confrontación, el viaje hacia la aceptación y la dificultad de sanar las heridas del pasado. La ambigüedad del final, lejos de ser un defecto, es un elemento inteligente que refuerza la idea de que la vida rara vez ofrece soluciones simples y que el arrepentimiento y la pérdida son parte integral de la experiencia humana. "Wilson" es, en definitiva, una película que invita a la reflexión sobre las relaciones, la familia y la búsqueda de la felicidad en un mundo a menudo desolador.

Nota: 6.5/10