Windtalkers (2002)

“Windtalkers” es una película que se atreve a entrar en un territorio narrativo complejo y, a menudo, doloroso: la brutalidad de la Segunda Guerra Mundial vista a través del prisma de la comunicación y la interculturalidad. Dirigida por Irwin Winkler, la película no busca glorificar la guerra, sino, más bien, desmitificarla, revelando el coste humano y la fragilidad de las relaciones en medio del conflicto. A diferencia de las películas bélicas más convencionales, "Windtalkers" se centra en la perspectiva de los Navajo, un grupo indígena cuyo código lingüístico se convirtió en una herramienta crucial para la victoria estadounidense en el Pacífico.

La dirección de Winkler es precisa y sobria. Evita los espectáculos de acción desenfrenados, enfocándose en la construcción de personajes y en la atmósfera opresiva del entorno, una isla remota y plagada de peligro. El uso de la luz natural y los escenarios, en su mayoría, naturales, contribuye a crear una sensación de autenticidad y a transportar al espectador a la realidad del Pacífico. No obstante, la película no carece de momentos de tensión, especialmente aquellos que involucran la vulnerabilidad de los Navajo y las constantes amenazas de los japoneses. La banda sonora, aunque discreta, se integra perfectamente en la narrativa, acentuando la sensación de soledad y desesperación.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Patrick Wilson y Matthew Fox interpretan a los oficiales estadounidenses, respectivamente, William Richardson y Daniel Jackson, con una convicción que justifica sus motivaciones y sus conflictos internos. Wilson, en particular, logra transmitir la incomodidad y el conflicto moral de un hombre que se ve obligado a lidiar con la brutalidad de la guerra y con la carga de la responsabilidad de proteger a estos Navajo. Las interpretaciones de Kodi Smit-McPhee y Adam Beach como los Navajo, Greyfox y Thomas Yazzie, son igualmente convincentes. Particularmente, la mirada de Beach, que captura la melancolía y la sabiduría de un hombre que ha visto demasiada guerra, es conmovedora. La película no solo representa a los Navajo como meros traductores, sino como individuos complejos con sus propias historias y luchas internas.

El guion, adaptado de un libro de James Marshall, es lo que realmente eleva a "Windtalkers" por encima de una simple película bélica. La película no se limita a mostrar la utilidad del código Navajo; explora la importancia de la comunicación y el respeto cultural. Se profundiza en las complejidades de la relación entre los americanos y los Navajo, mostrando tanto la desconfianza inicial y el choque cultural como la gradual construcción de una conexión basada en el respeto y la comprensión. La película plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad del conocimiento y la necesidad de comprender las consecuencias de nuestras acciones. La adaptación del libro también permite explorar la historia de los Navajo de una manera más profunda y precisa, proporcionando un contexto cultural que enriquece la narrativa.

A pesar de su ritmo pausado y su enfoque en los detalles, “Windtalkers” es una película conmovedora, reflexiva y, en última instancia, profundamente humana. Es un recordatorio de que la guerra no es solo una serie de batallas y estrategias, sino también una tragedia para aquellos que luchan en ella y para las comunidades que se ven afectadas por su devastación. Es una película que merece ser vista y discutida.

Nota: 8/10