Wisdom, el delincuente (1986)

“Wisdom, el delincuente” es una propuesta cinematográfica sorprendentemente conmovedora y, a su vez, perturbadora. La ópera prima de Emilio Estévez, con la presencia valiosa de Robert Wise, se presenta como una reflexión sobre la desesperación social y la búsqueda de justicia, encapsulada en la historia de una pareja que, impulsada por la pobreza y la frustración, decide desafiar el orden establecido a través de una serie de robos a bancos. El proyecto, en su momento, fue un riesgo creativo audaz, y el resultado final demuestra que el talento y la visión del director son, sin duda, palpables.

La dirección de Estévez es notable por su autenticidad y su capacidad para evocar la atmósfera de desilusión y la angustia que impera en la película. No se trata de un estilo grandilocuente ni de una estética elaborada. En cambio, Estévez opta por un realismo crudo y una fotografía que denuncia la falta de recursos y el deterioro del entorno. La película respira un ambiente de pobreza palpable, donde la desesperanza es un personaje más. Se nota la influencia de directores como Elia Kazan y la habilidad de Estévez para crear una sensación de verosimilitud, como si estuviéramos presenciando una realidad cotidiana, aunque con un giro radical. El uso de la cámara a menudo se mantiene alejada, como si fuera un observador silencioso, lo que acentúa el sentimiento de alienación.

Las actuaciones son sobresalientes. Emilio Estévez, quien también interpreta a Wisdom, aporta una presencia física y emocional innegable. Su personaje es complejo, a la vez vulnerable y determinado, y su interpretación transmite la contradicción inherente a su situación. Robert Wise, con su mirada serena y su voz pausada, complementa a Estévez a la perfección, aportando una dosis de sabiduría y paciencia que contrasta con la impulsividad del protagonista. La química entre ambos actores es fundamental para el éxito de la película. La interpretación de Demi Moore, aunque relativamente breve, es precisa y efectiva, mostrando la evolución de su personaje a medida que se sumerge en la actividad criminal.

El guion, coescrito por Estévez y Michael Caine, es donde se encuentra, quizás, el punto más débil de la película. Si bien la premisa es interesante y la idea de un grupo de individuos que luchan contra la injusticia social es atractiva, la ejecución de la trama a veces resulta un tanto plana y previsible. Algunos diálogos pueden resultar expositivos, y la caracterización de los personajes secundarios no siempre llega a su máxima expresión. Sin embargo, la fuerza de las actuaciones y la dirección compensan estos pequeños defectos. La película, en definitiva, plantea preguntas importantes sobre la moralidad, la justicia y la responsabilidad social, invitando al espectador a reflexionar sobre las consecuencias de las decisiones individuales y las estructuras que moldean nuestras vidas.

Nota: 7/10