“Wish: El poder de los deseos” es un espectáculo visual deslumbrante, sin duda, pero también una película que, en última instancia, carece de la profundidad emocional que se podría haber alcanzado. La historia, en su núcleo, es sencilla y universal: una niña, Asha, que anhela desesperadamente la presencia de su padre fallecido, y una misteriosa bola de luz que se revela como un vínculo con el cosmos. La premisa, inherentemente atractiva, se basa en la esperanza, el duelo y la conexión entre la familia, temas que, aunque explorados, terminan siendo superficiales.
La dirección de Chris Buck y Fawn Veerasunanam es, innegablemente, magistral en términos de animación. Cada plano está diseñado para impactar visualmente, con fondos cósmicos asombrosos, personajes deslumbrantes y una paleta de colores que evoluciona de manera orgánica con las emociones de Asha. El diseño de Star, la bola de luz, es particularmente innovador y se siente genuinamente vivo, dotando a la película de un encanto instantáneo. Sin embargo, la constante búsqueda de la perfección visual, a veces, se impone, ralentizando el ritmo y diluyendo la atmósfera que podría haber sido más íntima y conmovedora.
Las actuaciones de voz son competentes, pero no excepcionales. Ariana DeBose, como Asha, ofrece una interpretación adecuada, capturando la vulnerabilidad y la determinación de la protagonista. La química entre DeBose y Patrick Dempsey (como el padre de Asha) es notable, y Dempsey aporta una dulzura y un afecto que se sienten auténticos. No obstante, la actuación de Dempsey, aunque bien ejecutada, se limita a la de un padre cariñoso, sin profundizar en las complejidades emocionales del personaje.
El guion presenta algunas ideas prometedoras, como la exploración de los deseos y sus consecuencias, y la importancia de la perseverancia. Sin embargo, se ve afectado por una ejecución poco imaginativa y por una dependencia excesiva de clichés del género de fantasía. Las secuencias de acción son entretenidas, pero a menudo carecen de peso dramático. La película se apresura en el desarrollo de ciertos personajes secundarios, incluyendo a los espíritus guardianes del cosmos, quienes, aunque visualmente impresionantes, no se sienten completamente integrados en la trama principal. Se podría haber profundizado en las razones detrás de la misión de Star y en el conflicto que se cierne sobre el universo de los deseos.
En definitiva, “Wish: El poder de los deseos” es un espectáculo visualmente atractivo que ofrece un entretenimiento ligero y familiar. Pero, a pesar de su brillantez técnica, la película no logra trascender la mera diversión superficial y no logra conectar con el espectador a un nivel emocional profundo. Es una película que recuerda a otros proyectos de Disney que, a pesar de sus encantos, se quedan a medio camino de alcanzar su máximo potencial.
Nota: 6/10