Witch House: The Legend of Petronel Haxley (2008)

“Witch House: The Legend of Petronel Haxley” es una película que se posiciona como un ejercicio interesante de terror histórico, aunque carente de la brillantez que le permitiría elevarse por encima de un tropo ya explorado. La ambientación, sin embargo, es indiscutiblemente su punto fuerte, transportando al espectador a una Inglaterra de 1640 que se siente palpable gracias a la dirección de Rob McKittrick. La atmósfera es densa, melancólica y opresiva, construida a través de una fotografía sombría y cuidadosa, con un uso inteligente de la iluminación y la paleta de colores para evocar la paranoia y el miedo. No se busca el espectáculo visual gratuito, sino una sensación constante de inquietud que permea cada escena, y esto es fundamental para el éxito del filme.

La trama, en esencia, se basa en un misterio centrado en el pasado de una familia adinerada y la leyenda de Witch House, una mansión maldita donde ocurrieron terribles crímenes. El guion, adaptado de un relato de fantasmas, se siente a veces predecible y, a pesar de intentar tejer una narrativa compleja con múltiples capas, termina por simplificarse en la medida en que avanza. Si bien la idea de conectar el pasado con el presente es atractiva, la ejecución no siempre es la más convincente. Algunos de los giros argumentales resultan poco naturales y las motivaciones de ciertos personajes no siempre están del todo justificadas. Sin embargo, se aprecia un esfuerzo por explorar temas como la fe, la superstición y la corrupción, lo que le da cierta profundidad a la historia.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Tamzin Aitken como Petronel Haxley. Su personaje, atormentada por su pasado y atormentada por visiones, transmite un miedo genuino y una vulnerabilidad conmovedora. Bill Fellows, interpretando al juez Stearne, aporta una presencia imponente y una frialdad inquietante. Damien Hannaway, aunque con un papel secundario, se distingue por su interpretación de un personaje ambiguo y misterioso. El reparto en general ofrece una buena interpretación, contribuyendo a la credibilidad de la historia y a la atmósfera general del filme. No obstante, la sobreactuación en algunos momentos diluye el impacto del horror psicológico que se intenta generar.

En definitiva, “Witch House: The Legend of Petronel Haxley” es una película de terror y misterio que, aunque no alcanza la excelencia, ofrece un sólido entretenimiento para los amantes del género. La ambientación histórica, las buenas actuaciones y la atmósfera opresiva son elementos que la hacen recomendable. No obstante, el guion podría haber sido más elaborado y los giros argumentales más sorprendentes. La película se beneficia de su ambientación y de una atmósfera gélida, compensando algunas fallas narrativas con una experiencia visual y emocionalmente satisfactoria.

Nota: 6/10