“Worth” es una película que, a pesar de no tener el impacto visual de un blockbuster, logra un profundo y conmovedor retrato de la responsabilidad moral, la pérdida y la búsqueda de significado. Dirigida con una sensibilidad notable por Robert Zemeckis, la película se centra en la historia real de Kenneth Feinberg, el “Special Master” designado para gestionar los pagos a las familias de las víctimas del 11-S. Zemeckis, conocido por su maestría en la captura de la voz y la emoción, se atreve a mostrar un protagonista imperfecto, a veces abrasivo, pero esencialmente humano, en un papel interpretado con una fuerza y sutileza excepcionales por Michael Keaton.
Keaton entrega una actuación magistral. Llevamos años viendo al actor en papeles heroicos o cómicos, pero aquí se desvive en un personaje complejo: un hombre consumido por el trabajo, atormentado por el peso de las decisiones que toma y, paradójicamente, buscando redención. Su interpretación es rica en matices, evidenciando la fragilidad emocional detrás de una fachada de profesionalismo y control. No se trata de un héroe, sino de un individuo que intenta, a su manera, hacer lo correcto en un contexto profundamente traumático. El director sabe construir lentamente la presión sobre Feinberg, mostrando su lucha interna y la desesperación que lo carcome. La película no se basa en la espectacularidad, sino en la sugerencia, en el lenguaje corporal y en las miradas para comunicar el dolor y la incertidumbre.
El guion, adaptado de un libro de David Baldacci, es inteligente y no se apoya en clichés. Se toma el tiempo necesario para explorar las complejidades legales y morales de la situación, evitando simplificaciones excesivas. La película aborda temas como el trauma, la justicia, la indemnización y la relación entre la pérdida y la memoria. Es importante destacar cómo el guion retrata la burocracia y la política que rodeaban la gestión de los fondos, mostrando las tensiones entre el deseo de compensación y la necesidad de un proceso justo y transparente. La película plantea preguntas difíciles sobre cómo lidiar con las consecuencias de la tragedia, y cómo el sistema legal puede, o no, satisfacer las necesidades de las víctimas y sus familias. Se evita la melodramatización, permitiendo que la historia respire y que el espectador se involucre emocionalmente.
Además de la actuación de Keaton, el reparto secundario también cumple con creces, con interpretaciones sólidas de Laura Linney como la abogada que confronta a Feinberg, y del joven actor Christopher Goodman, que aporta una genuina vulnerabilidad al papel de un padre que busca respuestas sobre la muerte de su hijo. La fotografía, sobria pero efectiva, utiliza la paleta de colores para reflejar el estado de ánimo de los personajes y el ambiente opresivo de la época. “Worth” no es una película fácil de ver, pero es una película valiosa que nos recuerda la importancia de la empatía, la responsabilidad y la búsqueda de significado en medio de la adversidad. Una historia que merece ser contada y recordada.
Nota: 8/10