X (2022)

Ti West, en 'X', no solo nos regala una película de terror, sino una metacomedia que explora la industria cinematográfica de los años 70 y el choque entre la inocencia juvenil y la experiencia de una vida. La película, ambientada en 1979 en el árido paisaje de Texas, no se limita a recrear un género clásico, sino que lo subvierta con una inteligencia mordaz y un humor negro que se cuela con sorprendente naturalidad.

La dirección de West es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. Utiliza una paleta de colores cálidos y saturados que evocan la atmósfera de las películas de terror de la época, pero también contrasta a la perfección con la creciente sensación de claustrofobia y amenaza. La cámara, a menudo colocada en planos cerrados y cercanos, intensifica la tensión y permite al espectador conectar con la vulnerabilidad de los jóvenes aspirantes a directores, que se ven atrapados en una situación grotesca. El ritmo, deliberadamente pausado en las primeras horas, construye una anticipación inquietante que culmina en una explosión visceral y, a la vez, profundamente satisfactoria.

Las actuaciones son magníficas en todos los niveles. Ciara Ronan, como Maxine, la exuberante y sexualmente ambiciosa estrella del cine pornográfico, ofrece una interpretación brillante. Su personaje es complejo, a la vez vulnerable y manipulador, y Ronan logra transmitir esa ambivalencia con una intensidad convincente. Lambright, en el papel del anciano granjero, es igualmente memorable, creando un villano rural icónico, un ser solitario y perturbado por la naturaleza de su aislamiento y, quizás, por las secuelas de su propio pasado. La química entre Ronan y Lambright es palpable, alimentando el drama y la tensión de la situación. Incluso los papeles secundarios, como el del joven director Pearl, están bien construidos y contribuyen a la autenticidad del relato.

El guion es, quizás, el elemento más destacable de 'X'. West no rehuye la crudeza del tema, abordando la sexualidad explícita y los temas del poder, la violencia y el fanatismo con honestidad y una perspectiva que va más allá de la mera explotación. La película es un ejercicio de metacinema, consciente de su propio género y de las convenciones de la representación. El diálogo es inteligente y a menudo ingenioso, y la trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de giros inesperados que mantienen al espectador enganchado hasta el final. La forma en que se integra la temática de la industria del cine pornográfico, no solo como escenario, sino como elemento central de la narrativa, es una de las mayores fortalezas de la película.

En definitiva, 'X' es una película de terror inteligente, provocadora y sorprendentemente divertida. Es una carta de amor al cine de los 70, pero también una reflexión sobre la industria del entretenimiento, la sexualidad y la condición humana. Una obra que merece la pena ver y que, sin duda, generará debate y discusión.

Nota: 8.5/10