¿¡Y tú qué sabes!? (2004)

“¿Y tú qué sabes?” de Taika Waititi, una película que ha generado un debate considerable y con una recepción polarizada, se presenta como una fábula moderna, un torbellino de surrealismo que intenta abordar cuestiones existenciales a través de la lente de una comedia absurda. La película, aunque intencionalmente desconcertante, logra crear una atmósfera peculiar y a menudo hilarante, pero su éxito reside en parte en la habilidad de Waititi para construir una experiencia visualmente atractiva, incluso cuando el argumento resulta algo confuso.

La dirección de Waititi es, sin duda, el punto fuerte de la película. Transmite con soltura la peculiaridad de cada escena, utilizando la paleta de colores vibrantes y la composición de encuadre para reforzar la sensación de irrealidad. Los diálogos, por otro lado, son entregados con un ritmo rápido y desordenado, reflejando la mente inestable de Amanda, la protagonista, interpretada magistralmente por Rachel McAdams. McAdams logra capturar con precisión la vulnerabilidad y el hastío de su personaje, entregando una actuación que justifica en sí misma la ida a este mundo onírico. También destaca el trabajo de Sam Rockwell, quien aporta una energía desbordante a Bartholomew, el personaje que actúa como hilo conductor de esta peculiar aventura. Su interpretación, a menudo exagerada, es un deleite para la vista y una fuente constante de humor.

Sin embargo, la película no está exenta de fallos. El guion, aunque original y con momentos brillantes de humor negro, se pierde a menudo en su propia complejidad. Las constantes transiciones y los cambios repentinos de escenario, aunque intencionados para reflejar el estado mental de Amanda, terminan por resultar abrumadores y, en ocasiones, desvinculados de la historia principal. La película parece querer decir mucho, pero al intentar abarcar temas como la soledad, la identidad y el arrepentimiento, se diluye su mensaje y pierde fuerza. El desarrollo de algunos personajes secundarios, aunque interesantes en principio, quedan relegados a un papel secundario, sin desarrollar al máximo su potencial. La trama central, con su misterio sobre la muerte de la madre de Amanda, se siente a veces como un mero pretexto para las locas situaciones que se presentan.

A pesar de estas deficiencias, “¿Y tú qué sabes?” es una película que exige al espectador que se sumerja en su particular universo y que esté dispuesto a aceptar la incertidumbre. No es una película para todos los públicos y requiere una dosis saludable de apertura mental. En definitiva, es una experiencia cinematográfica distintiva, que nos recuerda que, a veces, las respuestas que buscamos pueden encontrarse en los lugares más inesperados. Es una película que te hará reír, pensar y, quizás, cuestionar tu propia percepción de la realidad.

Nota: 6/10