Yentl (1983)

“Yentl” (1983), dirigida por los hermanos Mendes, no es simplemente una película; es una experiencia cinematográfica cautivadora que trasciende el género dramático y se instala en el corazón del espectador como una melodía melancólica y profundamente humana. La película, ambientada en la Polonia de principios del siglo XX bajo el yugo del Imperio Ruso, explora temas universales de identidad, deseo, libertad y la lucha por la autodeterminación, pero lo hace a través de la lente única de una joven judía que, desesperada por acceder a una educación, se disfraza de hombre para asistir a una escuela de leyes.

La dirección de los Mendes es magistral. No se trata de un melodrama grandilocuente, sino de una observación meticulosa de la vida en una comunidad restringida, donde las normas religiosas y sociales dictan cada movimiento. El uso de la cámara, a menudo cercana y subjetiva, nos sumerge en la angustia y la vulnerabilidad de Yentl, permitiéndonos vislumbrar no solo su exterior fingido, sino también su interior complejo y contradictorio. La película evita la sentimentalidad fácil, optando por un estilo realista y naturalista, enriquecido por una fotografía exquisita que captura la belleza agreste de la región y la atmósfera opresiva del entorno. La banda sonora, con la delicada música klezmer, se integra perfectamente en la narrativa, evocando la cultura y el espíritu de la comunidad.

Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Barbra Streisand, en el papel de Yentl, ofrece una interpretación icónica. Demuestra una increíble versatilidad, pasando de la fuerza y la determinación a la fragilidad y el dolor con una sutileza impresionante. Robin Williams, en el papel de Avigdor, aporta una comicidad sutil y un toque de ternura que contrasta maravillosamente con la seriedad del personaje de Streisand. Pero es la interpretación de los actores secundarios, como Ned Gaughn como el rabino Mendel y la familia Hirsch, quienes realmente le dan vida y profundidad a la comunidad.

El guion, adaptado de la novela de Chaim Potok, es lo que realmente eleva a “Yentl” a un nivel superior. No es solo la historia de una mujer que se hace pasar por hombre; es una exploración de la desigualdad de género, la prohibición del conocimiento para las mujeres y las consecuencias de la represión. El guion se adentra en las tensiones entre la tradición y el cambio, entre el deseo de la individualidad y la necesidad de pertenencia. La película plantea preguntas difíciles sobre el amor, la identidad y el precio de la libertad. La tensión dramática se construye gradualmente, culminando en un final agridulce que es a la vez conmovedor y profundamente resonante. El guion evita simplismos, presentando una visión compleja y matizada de las motivaciones y las consecuencias de las acciones de los personajes. La película no busca una solución fácil; simplemente invita al espectador a reflexionar sobre la condición humana.

Nota: 8.5/10