Yo soy la justicia II (1987)

“Yo soy la justicia II” es una película que regresa al oscuro y visceral universo de Paul Kersey, interpretado con una intensidad brutal por Nicolas Cage. La propuesta, lejos de ser una simple secuela, busca explorar las consecuencias morales y personales de la venganza, un tema que, irónicamente, se deja a menudo de lado en favor de la acción desenfrenada. La película no se limita a mostrar la violencia, aunque ésta es, sin duda, un elemento central, sino que se sumerge en la angustia y la desesperación de un hombre consumido por la pérdida y la necesidad de justicia.

La dirección de David Fincher, aunque breve y a menudo interrumpida por la producción, consigue mantener un ambiente opresivo y claustrofóbico. Fincher, reconocido por su precisión visual y su capacidad para crear atmósferas inquietantes, aquí explota el desorden y el caos de la ciudad de Nueva York como reflejo del estado interno de Kersey. La cinematografía es impecable, utilizando la luz y la sombra para acentuar el drama y la sensación de inminente peligro. Sin embargo, la edición, en ocasiones, se siente apresurada, lo que resta un poco de ritmo a la narrativa. El uso del rojo, omnipresente en la película, es particularmente efectivo, evocando la sangre, la desesperación y la sensación de un mundo corrompido.

Nicolas Cage ofrece una actuación magistral, entregando un retrato de un hombre roto, atormentado por su pasado y consumido por la venganza. Su interpretación es tanto convincente como perturbadora, transmitiendo con precisión el dolor y la rabia de Kersey. El resto del reparto, incluyendo a Walton Goggins como el ambicioso jefe de la policía, contribuye con actuaciones sólidas, aunque no especialmente memorables. La química entre Cage y Goggins, en particular, aporta una dinámica interesante al conflicto. La figura de la novia de Kersey, interpretada por Rosanna Arquette, se convierte en un catalizador fundamental de la tragedia y un recordatorio constante de la fragilidad de la vida.

El guion, escrito por Eric Roth, es donde la película más notablemente falla. Si bien la premisa es intrigante y la historia inicial, con la muerte trágica de la hija de la novia, es impactante, el desarrollo de la trama se vuelve confuso y a veces incoherente. La justificación de las acciones de Kersey, aunque comprensible desde un punto de vista emocional, no está suficientemente elaborada, lo que genera ciertas lagunas argumentales. La película se pierde en un laberinto de personajes secundarios y subtramas que, en última instancia, no contribuyen significativamente al núcleo de la historia. En ocasiones, la película recurre a clichés del género, como los tiroteos espectaculares y los enfrentamientos brutales, que diluyen la fuerza del drama emocional. Se podría haber profundizado en las motivaciones de los personajes y explorado las consecuencias a largo plazo de las decisiones tomadas, pero en lugar de ello, se opta por una resolución rápida y poco satisfactoria.

En definitiva, “Yo soy la justicia II” es una película con potencial desperdiciado. La dirección de Fincher, la actuación de Cage y el ambiente visualmente impactante logran crear un ambiente inquietante y memorable. Sin embargo, un guion frágil y una estructura narrativa confusa impiden que la película alcance su máximo potencial. Un buen punto de partida, pero con margen de mejora.

Nota: 6/10