“Yo, también” es una película que, a primera vista, podría percibirse como un melodrama romántico convencional. Sin embargo, bajo la superficie, se revela como una obra cinematográfica sorprendentemente sutil y conmovedora, que explora temas profundos como la discapacidad, la aceptación, el amor y la búsqueda de la identidad. La película, dirigida por Paco Fuet, no se limita a mostrar la vida de Daniel, un joven con síndrome de Down que ha logrado la excelencia académica, sino que se sumerge en la complejidad de sus emociones y desafíos sociales.
La dirección de Fuet es precisa y evita la sentimentalidad gratuita. Observamos a Daniel, interpretado magistralmente por Pablo Pineda, con una naturalidad que desafía cualquier estereotipo. Pineda logra transmitir la inteligencia, la sensibilidad y la vulnerabilidad del personaje con una sutileza que es, en última instancia, lo que hace que la película sea tan impactante. La película no recurre a la caridad ni a la lástima, sino que presenta a Daniel como un individuo complejo, con sus propias aspiraciones, miedos y deseos. La cámara no lo mira con condescendencia, sino que lo presenta tal como es: un hombre que busca su lugar en el mundo.
La interpretación de Lola Dueñas como Laura es igualmente sobresaliente. Su personaje, una mujer ambiciosa y profesional, se ve obligada a confrontar sus propias ideas preconcebidas al conocer a Daniel. El desarrollo de su relación es gradual y realista, marcado por el respeto mutuo, la curiosidad y la superación de obstáculos. Dueñas logra transmitir la evolución de Laura de una manera convincente, mostrando su transformación a medida que aprende a ver más allá de las limitaciones físicas de Daniel. La química entre Pineda y Dueñas es palpable y, a menudo, el punto central de la película. Es un romance que se construye con honestidad y ternura.
El guion, coescrito por Fuet y Marcos Martín, es la verdadera joya de la película. No se enfoca en la discapacidad como un tema aislado, sino que la integra de manera orgánica en la narrativa. Se presta atención a los desafíos que Daniel enfrenta en el mundo laboral y social, abordando temas como la discriminación, los prejuicios y la falta de oportunidades. El guion evita caer en clichés y presenta situaciones realistas que reflejan las dificultades que enfrentan las personas con discapacidad. La película también logra explorar la importancia de la familia y el apoyo social, mostrando la figura maternal de una hermana que impulsa a Daniel a seguir adelante.
Si bien la trama no es particularmente original, "Yo, también" se distingue por su honestidad, su sensibilidad y su capacidad para generar empatía en el espectador. La película no pretende ser una película didáctica, sino que se limita a contar una historia humana con personajes creíbles y una premisa que invita a la reflexión. La banda sonora complementa a la perfección la atmósfera emotiva de la película, contribuyendo a su impacto general. En definitiva, es una película que te hace pensar y, quizás, te haga reconsiderar tus propias ideas preconcebidas sobre la discapacidad y la inclusión.
Nota: 8/10