“Yves Saint Laurent” no es simplemente una biografía, sino una inmersión profunda y visceral en el mundo de la moda y en la psique torturada de un genio. La película de Jalil Lespert, basada en la autobiografía del propio diseñador, no se limita a relatar los hitos de su carrera desde los inicios en la casa Safra a la revolución de la alta costura, sino que explora la compleja y, a menudo, autodestructiva relación que unió a Yves Saint Laurent y Pierre Bergé. La película se centra, intrínsecamente, en el “nosotros”, en la simbiótica pero tensa dinámica entre estos dos hombres que, a pesar de sus diferencias, fueron fundamentales para la creación del imperio Yves Saint Laurent.
La dirección de Jalil Lespert es magistral en su enfoque casi documental, utilizando un estilo visual que evoca la fotografía de época, con sus colores vibrantes y su estética de los años 60 y 70. No se trata de una recreación fotorrealista, sino de una atmósfera que transmite la intensidad de las emociones y la efervescencia creativa que caracterizaron a la época. El uso del color es especialmente notable: el rojo, omnipresente en la filmografía de Saint Laurent, se convierte en un símbolo de pasión, peligro y, a veces, de la autodestrucción. La película respeta el ritmo de la vida del diseñador, permitiendo que la pasión por la moda y el arte se mezcle con la lucha personal, la búsqueda de la identidad y las dudas existenciales.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales del éxito de la película. Jean-Pierre Léaud, en un papel que muchos consideran como una de sus interpretaciones más icónicas, ofrece una versión sorprendentemente cercana y, a la vez, distante de Yves Saint Laurent. Léaud logra captar la intensidad emocional del diseñador, su genialidad y su vulnerabilidad, su necesidad de reconocimiento y su constante batalla contra sus propios demonios. Pedro Pascal, en el papel de Pierre Bergé, también brilla con una actuación sólida y contundente, transmitiendo la lealtad inquebrantable, el pragmatismo y la ambición que caracterizaron al empresario. La química entre ambos actores es palpable, capturando la complejidad de su relación que trascendió la mera colaboración profesional.
El guion, adaptado de la propia experiencia del diseñador, evita la glorificación excesiva, presentando a Saint Laurent como un hombre complejo, con defectos, obsesiones y una profunda crisis de identidad. No se trata de un héroe intocable, sino de un ser humano atormentado por su pasado, que lucha constantemente por encontrar su lugar en el mundo. La película explora temas como el amor, la lealtad, la ambición, la creatividad, la marginación y la búsqueda de la autenticidad. Se toman atajos narrativos que, a veces, pueden parecer abruptos pero que, en su conjunto, logran transmitir la esencia de la vida de Saint Laurent. Es una película que invita a la reflexión, más allá de la mera estética de la moda.
“Yves Saint Laurent” es un retrato honesto y conmovedor de un genio incomprendido, una película que nos permite adentrarnos en el mundo interior de un hombre que transformó la moda y que, a pesar de todo, sigue siendo objeto de fascinación. No es solo un biopic, es una experiencia cinematográfica completa, visualmente impactante y emocionalmente resonante.
Nota: 8/10