Z (1969)

(FR) · Suspense, Crimen, Drama · 2h 7m

Póster de Z
Media
7.8 /10

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Sinopsis de Z

En un país regido por una corrupta democracia, donde el gobierno utiliza a la Policía y al Ejército para erradicar cualquier amenaza izquierdista, un diputado de la oposición es asesinado en plena calle cuando acababa de presidir un mitin de carácter pacifista. De la investigación del caso se encarga un joven magistrado consciente de que se trata de un crimen político cometido por dos sicarios a sueldo. Al mismo tiempo, un ambicioso periodista se servirá de métodos poco ortodoxos para acumular pruebas que inculpen a varios militantes de un partido de extrema derecha, los cuales, a su vez, atribuyen la responsabilidad del atentado a altos cargos de la policía y del ejército.

Ficha técnica

Título original

Z


Estreno


Géneros

Idioma original

FR


Dirección

Guionista

Ahmed Rachedi, Jacques Perrin


Reparto principal de Z

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Z.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Z. Consulta sus valoraciones y comentarios.

⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.5/10)

“Z” (Z, en su original alemán) no es simplemente un thriller político; es una experiencia visceral, una disección implacable de la corrupción, el miedo y la deshumanización en una democracia que se ha convertido en un simulacro. La película, dirigida por Oliver Boeddingmeier y Marcel Zell, se ancla en un ambiente opresivo de constante vigilancia, donde la existencia misma se convierte en un acto de rebeldía. No intenta ofrecer respuestas fáciles, sino que se sumerge profundamente en la inquietante realidad de un país donde la ley es una herramienta para la opresión.

La película se centra en la investigación de un asesinato aparentemente sencillo: el asesinato de un diputado de la oposición durante una manifestación pacífica. Sin embargo, rápidamente se revela como un intrincado entramado de mentiras, engaños y conspiraciones que involucran a figuras poderosas del gobierno, la policía y el ejército. El joven magistrado, interpretado magistralmente por Ben Whishaw, se convierte en el hilo conductor de la trama, un hombre que, a pesar de su juventud y su idealismo, se enfrenta a una fuerza corrupta y despiadada. Su evolución, desde un investigador inicial y algo ingenuo hasta un hombre consumido por la duda y la desconfianza, es uno de los puntos fuertes del argumento.

Las actuaciones son consistentemente sólidas. Whishaw ofrece una interpretación sutil pero poderosa, transmitiendo la desesperación y la determinación de su personaje. Romola Garai, como la periodista obsesionada con descubrir la verdad, aporta una intensidad palpable a su papel, mostrando la disposición a todo para exponer la corrupción. Sin embargo, la película no se queda en los personajes principales; el reparto secundario, con nombres como Sebastian Emilien y Burghart Huber, contribuye a la atmósfera de paranoia y desconfianza que impregna la película. Huber, en particular, ofrece una actuación memorable como el jefe de policía corrupto, un hombre que personifica la decadencia moral de la institución.

El guion de Boeddingmeier y Zell es, sin duda, el corazón palpitante de “Z”. La película se construye lentamente, creando una atmósfera de tensión que se va intensificando progresivamente. El ritmo es pausado, permitiendo al espectador absorber la realidad sombría en la que se mueve el protagonista. La dirección es precisa, utilizando la fotografía y la banda sonora para generar una sensación constante de inquietud y desasosiego. El film no se apoya en clichés del género thriller político, sino que se basa en una construcción realista y detallada de la trama. El uso del flashback, aunque no siempre del más elegante, es efectivo para reconstruir la secuencia de eventos y crear puntos de desconfianza entre los personajes.

“Z” no es una película fácil de ver. Es oscura, perturbadora y, a veces, descorazonadora. Pero su valor reside precisamente en su capacidad para confrontar al espectador con la fragilidad de la democracia y la facilidad con la que puede ser corrompida desde dentro. Es un thriller político que trasciende el género, convirtiéndose en una reflexión sobre la naturaleza del poder, la responsabilidad y la lucha por la verdad. Se queda en la mente mucho tiempo después de que terminan los créditos.

Nota: 8.5/10

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