Zlo (2012)

“Zlo” (Mal) no es un espectáculo de sustos baratos, aunque la atmósfera que genera es, indudablemente, perturbadora. La película de la directora Petra Kolbetová se presenta como un estudio psicológico sobre la fragilidad de la razón frente a la oscuridad, y logra, en su mayoría, mantener el espectador cautivo en una danza tensa entre lo esperable y lo profundamente inquietante. La historia se centra en un grupo de documentales que, buscando credibilidad, se ve obligado a investigar la casa de Kamil Kollárik, un personaje cuya enigmática personalidad se revela a través de extraños artefactos y una obsesión con la historia de los maldecimientos.

Kolbetová demuestra un dominio notable del suspense visual. La casa en sí misma es el principal antagonista, y su arquitectura gótica, con sus pasillos laberínticos y sus sombras alargadas, evoca una sensación constante de claustrofobia. La iluminación, cuidadosamente trabajada, juega un papel crucial en la construcción de la atmósfera. Las tomas prolongadas, el uso de colores apagados y las cámaras lentas no apuntan a la violencia gráfica, sino a la insinuación, a la sugestión. El director se enfoca en el horror interno, en la desintegración de la salud mental de los protagonistas a medida que la influencia de Kollárik se hace más evidente.

El guion, aunque lento, es inteligente. Se construye progresivamente, revelando detalles sobre el pasado de Kollárik y la naturaleza de su poder. No se intenta ofrecer respuestas fáciles; el espectador se queda con la sensación de que hay fuerzas más allá de la comprensión humana en juego. Sin embargo, la película a veces se adentra en territorios demasiado abstractos, perdiendo parte de su impacto emocional. La exploración de la psicología de los personajes podría haber sido más profunda, especialmente en lo que respecta a sus miedos y motivaciones individuales. El personaje de Kamil Kollárik, interpretado magistralmente por Tomáš Hvezdík, es un villano convincente, no por su apariencia física, sino por su mirada fría y su aura de superioridad intelectual. Su comportamiento, a menudo impredecible, genera una sensación de malestar constante.

Las actuaciones son sólidas en general. El elenco logra transmitir la creciente desesperación y el terror de sus personajes. No obstante, la falta de un desarrollo más detallado de los personajes secundarios, como el documentalista principal, reduce el impacto emocional de algunos momentos clave. La película, en definitiva, es una experiencia cinematográfica peculiar, que se erige como un homenaje al cine de terror clásico, pero con un toque moderno y un enfoque en la reflexión sobre la naturaleza del mal. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el suspense psicológico y la atmósfera opresiva, “Zlo” resulta ser una obra digna de ser vista.

Nota: 7/10