Zodiac (2007)

“Zodiac” no es, en absoluto, un thriller convencional. David Fincher, el maestro del suspense visual, no ofrece una persecución frenética ni un enfrentamiento directo con el enigma del Asesino del Zodiaco. En cambio, nos entrega un retrato meticuloso y sombrío de la obsesión, la frustración y la desesperación que invadieron a aquellos que intentaron desentrañar la identidad de este criminal en San Francisco durante las décadas de 1960 y 1970. La película, basada en el libro de Robert Graysmith, es una obra maestra del suspense psicológico, un estudio de personajes complejo y fascinante que se centra en las consecuencias de la búsqueda de la verdad.

La dirección de Fincher es impecable, como siempre, pero aquí lo que realmente destaca es su habilidad para crear una atmósfera de paranoia y incertidumbre palpable. La película está saturada de imágenes inquietantes, desde las fotografías granuladas de la época hasta los detalles minuciosos de las cartas del Zodiaco, todo contribuye a un ambiente opresivo que te mantiene al borde del asiento, sintiendo la urgencia de los detectives y periodistas que persiguen la pista del asesino. Fincher no recorta nada, permitiendo que la tensión se acumule lentamente, culminando en momentos de intensa angustia. Su uso del color es particularmente notable, empleando una paleta fría y monocromática que refleja la frialdad y el terror de la investigación.

Las actuaciones son soberbias. Jake Gyllenhaal, como el detective Robert Graysmith, ofrece una interpretación magistral de un hombre consumido por la obsesión. Su personaje es imperfecto, vulnerable y a menudo exasperante, pero su determinación y su inquebrantable fe en que puede descifrar las pistas del Zodiaco lo convierten en un protagonista entrañable. Michael Douglas, en su papel de el detective Dave Toschi, aporta una sobriedad y un pragmatismo necesarios al equipo. Sean Penn, como el forense experto Arthur Cordo, proporciona momentos de brillantez y humor negro, al tiempo que sugiere las limitaciones de la ciencia ante un enigma tan complejo. Los actores secundarios, incluidos Javier Bardem y John Carroll Lynch, también destacan con interpretaciones sólidas y convincentes.

El guion, adaptado de un libro de no ficción, es una obra de arte en sí mismo. La película se toma su tiempo para construir el relato, centrándose en los detalles y en las voces de los personajes involucrados. Fincher evita los clichés del género, eligiendo mostrar la frustración de los investigadores al ver cómo las pistas se diluyen y cómo la evidencia se desvanece. Se detiene en las largas noches de investigación, en las entrevistas, en los análisis forenses. La película no busca ofrecer una resolución definitiva; en cambio, explora las consecuencias de la búsqueda y el impacto psicológico de la obsesión. La complejidad del personaje del Zodiaco, tanto en la investigación como en su propia mente, es un elemento central, lo que le da una capa de intriga que va más allá del simple thriller criminal.

Aunque a veces se siente un poco larga, y la falta de un cierre explícito puede resultar frustrante para algunos espectadores, “Zodiac” es una película que te obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad, la obsesión y el impacto del misterio en la vida de las personas. Es un filme perturbador y contemplativo, una joya del cine de suspense que se queda contigo mucho después de que termina los créditos. Es una película que merecía el reconocimiento que recibió y que, sin duda, se ha ganado un lugar entre los mejores thrillers de todos los tiempos.

Nota: 8/10