“Zola” es, ante todo, una experiencia visceral. Channing Tatum, a través de su debut como director y guionista, nos entrega una película que no solo narra la historia de Zola Futuro, una camarera de Detroit, sino que también se sumerge profundamente en el mundo underground del striptease de Chicago a principios de la década de 2010. El resultado es un retrato crudo y, a veces, perturbador de la ambición, la lealtad, la traición y la fragilidad de la juventud en una ciudad que respira sueños rotos y oportunidades fugaces. La película no intenta romanticizar ni glorificar este entorno; la presenta con una honestidad brutal que puede resultar incómoda, pero también profundamente cautivadora.
La dirección de Tatum es sorprendentemente audaz. Se permite un estilo de montaje frenético, casi documental, que imita el ritmo de la narrativa oral de Zola, extraída de sus mensajes de texto. Esto crea una atmósfera de inmediatez y urgencia que te envuelve en la historia desde el principio. El uso del color es deliberadamente plano y apagado, reflejando la desolación económica y emocional que permea la vida de los personajes. Tatum evita el sentimentalismo, optando por la observación directa y la ambigüedad. No nos proporciona respuestas fáciles, sino que nos deja con preguntas sobre las motivaciones de los personajes y las consecuencias de sus acciones.
Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Jodie Turner-Smith asume el papel de la inestable y carismática Rah, la compañera de cuarto de la bailarina, con una intensidad que es a la vez magnética y escalofriante. Su interpretación es un ejercicio de control emocional, sugiriendo un vacío profundo bajo la fachada de la dominación. Pero la verdadera estrella es Riley Keough como Zola. Keough no solo encarna la vulnerabilidad y la desesperación de Zola, sino que también transmite su fuerza interior y su determinación. Su actuación es natural, auténtica y, sin duda, la más memorable de la película. La química entre Keough y Turner-Smith es palpable, añadiendo una capa de complejidad a la relación entre ambas mujeres.
El guion de Tatum está brillantemente estructurado alrededor de las transcripciones de los mensajes de texto de Zola, lo que proporciona un flujo narrativo inmediato y auténtico. Esta decisión narrativa no solo permite a la película imitar el estilo de comunicación de Zola, sino que también sirve para construir suspense y revelar gradualmente la trama. Sin embargo, la película también se enfrenta a algunas críticas, principalmente por su lentitud en el desarrollo de ciertos personajes secundarios y por la sensación de que la historia podría haberse beneficiado de una exploración más profunda de las implicaciones sociales y económicas de las actividades de Zola. No obstante, la película se mantiene centrada en la experiencia personal y emocional de la protagonista, y este enfoque contribuye a su impacto duradero.
Nota:** 8/10