Zoolander No. 2 (2016)

“Zoolander No. 2” llega como una especie de respiro después de dos décadas, buscando reavivar el espíritu absurdo y provocador que hizo tan memorable la original. La película, dirigida por Justin Holbrook, no intenta, ni siquiera aspira, a ser una obra maestra del cine. Más bien, se presenta como un guiño nostálgico y, a veces, incluso desconcertante, al público que disfrutó de la primera entrega en el año 2001. El reto era inmenso: ¿cómo traducir ese humor excéntrico y la crítica social implícita en la película original a un contexto contemporáneo? Y, en gran medida, Justin Holbrook lo ha logrado, aunque con una ejecución que a veces resulta desigual.

La película sigue a Derek Zoolander (Ben Stiller) y Hansel McDonald (Owen Wilson) diez años después de su inestable aventura. Ahora, ambos se encuentran en un limbo profesional y personal. El mundo de la moda ha evolucionado, las redes sociales han dominado el panorama y las nuevas celebridades – a menudo, personajes más superficiales y obsesionados con su imagen – son la nueva materia prima para la sátira. Stiller y Wilson, sin embargo, mantienen la química y el humor innato que los convirtió en personajes tan entrañables. Su dinámica, basada en la amistad improbable y el sarcasmo constante, es el corazón de la película y la principal razón para volver a verlos juntos. Aunque el humor es a veces repetitivo, y depende mucho del recuerdo de la original, la actuación de Stiller, en particular, mantiene el nivel de intensidad y locura que esperaba el espectador.

En cuanto a la dirección, Holbrook se permite un estilo más libre y visualmente audaz que en la primera película. Hay escenas impactantes, bailes elaborados, y un uso de efectos visuales que, en ocasiones, rompen con la narrativa y funcionan muy bien como elementos de sorpresa y desconcertación. Sin embargo, también se observa una cierta falta de consistencia en el ritmo, con momentos de gran energía y otros de lenta acumulación. La trama, a pesar de su premisa interesante – un concurso de modelos de alta tecnología –, se siente algo dispersa y con demasiadas subtramas que no llegan a desarrollarse plenamente. El guion, escrito principalmente por Stiller, Ben Stiller y Christopher Kagan, depende fuertemente de referencias a la cultura popular actual y, a veces, carece de profundidad. La sátira, aunque presente, se siente superficial en comparación con el comentario social implícito en la primera película.

No obstante, “Zoolander No. 2” no busca ser una crítica profunda de la industria de la moda o de la sociedad actual. Su objetivo principal es entretener y ofrecer una dosis de humor absurdo. En ese sentido, cumple su cometido, ofreciendo momentos genuinamente divertidos y recordándonos la locura y la extravagancia que caracterizaron a sus personajes. La película no es innovadora ni particularmente memorable, pero sí ofrece un respiro refrescante para los fans de la saga y un buen entretenimiento para aquellos que buscan una comedia ligera y desinhibida. Es una película que respeta su legado, pero que, al mismo tiempo, tiende a no ser más que una mera referencia.

Nota: 6/10