Zooloco (2011)

“Zooloco” es una comedia familiar que, sorprendentemente, logra resonar más con el corazón que con el humor puro. La película, dirigida con un toque de ingenuidad por Jaime Fuller, se centra en la historia de Gary (Kevin James), un cuidador de zoológico taciturno y profundamente solitario. Gary se encuentra en una encrucijada: necesita dejar su empleo debido a la imposibilidad de mantener una relación amorosa estable, pero el miedo a la soledad lo paraliza. La premisa, aunque aparentemente sencilla, se complica de manera inesperada cuando los animales del zoológico, liderados por un imponente gorila llamado Bobo, deciden intervenir para ayudarlo a superar sus miedos y, fundamentalmente, encontrar el amor.

La dirección de Fuller evita caer en la exageración típica de este tipo de comedia. Hay un equilibrio entre el absurdo de la situación y la dignidad de los personajes. Se aprecia un cuidado en la puesta en escena, especialmente en las secuencias que muestran la colaboración entre Gary y los animales, las cuales son visualmente atractivas y creativas. Se observa un uso efectivo del CGI, que, en lugar de parecer artificial, contribuye a la ilusión de una convención entre el hombre y el reino animal. Si bien no es una obra maestra visual, la dirección mantiene un ritmo constante y un tono ligero que favorece la disfrute del espectador.

Kevin James, como siempre, ofrece una actuación entrañable. Gary es un personaje complejo, un hombre con miedos profundamente arraigados, y James lo interpreta con una mezcla de vulnerabilidad y humor físico. Su interpretación, sin ser particularmente arriesgada, es convincente y genera empatía en el público. El resto del reparto, incluyendo a Cole Sprouse como el hijo de Gary, y John Lithgow como el director del zoológico, contribuyen con personajes secundarios memorables, aunque no siempre sobresalen. Sin embargo, la dinámica entre James y Bobo, el gorila, es el punto culminante de la película y genera momentos de genuino humor y ternura.

El guion, escrito por la pareja Jake Kasdan y Tim Seuss, se basa en una idea original pero, en ocasiones, carece de profundidad. Si bien la premisa de la intervención animal es ingeniosa, la narrativa puede resultar un poco apresurada y las motivaciones de los animales, a pesar de ser explicadas, no siempre son completamente convincentes. Se intenta tocar temas como el miedo a la soledad, la necesidad de conexión y el valor de la familia, pero la ejecución no siempre es la más pulida. Sin embargo, el guion posee un optimismo innegable y una capacidad para despertar la imaginación. La película no intenta ofrecer reflexiones profundas; se limita a entretener y ofrecer un mensaje positivo sobre la importancia de abrirse a las oportunidades que la vida nos presenta.

En definitiva, “Zooloco” es una comedia ligera y divertida que, a pesar de sus defectos, logra resultar entretenida y con un corazón agradable. No es una película que dejará huella, pero ofrece una dosis de optimismo y una visión peculiar de la relación entre el hombre y los animales. Es una opción perfecta para disfrutar en familia y escapar de la rutina.

Nota: 7/10