Zootrópolis (2016)

“Zootrópolis”, la película de Disney-Pixar, no es solo una película animada, es una pequeña sinfonía visual y narrativa que celebra la diversidad y la superación de prejuicios. La película se presenta como un oasis de armonía, una metrópolis vibrante y repleta de detalles, donde la vida de los animales se organiza por sus hábitats naturales: desde el lujo ostentoso de la Plaza Sahara hasta la exuberancia tropical del Distrito Selva y el frío, casi glacial, del Distrito Tundra. Esta meticulosa construcción de un mundo fantástico, lleno de referencias a la arquitectura y la cultura humana, es en sí misma un logro notable, pero es solo la base de una historia mucho más profunda.

La película se centra en Judy Hopps, interpretada con un encanto y una determinación excepcionales por parte de Kristen Bell. Bell logra transmitir la ingenuidad inicial de Judy, su espíritu pionero y su inquebrantable creencia en la justicia. Su personaje es la catalizador del cambio, la agente con la que se desafían las convenciones y se cuestionan los roles de género establecidos. En contraste, el desarrollo de Nick Wilde, un zorro astuto y deshonesto interpretado magistralmente por Jason Bateman, añade una capa de ambigüedad moral que enriquece la trama. Bateman aporta al personaje una complejidad que va más allá de la simple figura del estafador; se revela como un individuo con un código ético propio, aunque opuesto al de Judy. La dinámica entre ambos es el corazón de la película y su tensión, a veces divertida, a veces dramática, mantiene al espectador enganchado.

En cuanto al guion, “Zootrópolis” va más allá de la simple comedia animal. Pixar aborda temas como la discriminación, el racismo y la importancia de la empatía. La película no solo muestra los prejuicios existentes en la ciudad, sino que explora las consecuencias de estos y cómo se pueden superar. La dirección de Chris Buck y Brian Fee es impecable, manteniendo un equilibrio perfecto entre la comedia, la acción y la reflexión. La película está repleta de momentos visuales memorables, desde las secuencias de persecución en las calles de la ciudad hasta las elaboradas escenas musicales. La banda sonora, como siempre en las películas de Pixar, es sublime y contribuye enormemente a la atmósfera general de la película. Los efectos especiales son impresionantes y, lo que es más importante, sirven a la historia y no la sobrepasan.

A pesar de que la trama puede resultar algo predecible en algunos momentos, la calidad de la animación, la actuación y la dirección elevan la película por encima de lo convencional. “Zootrópolis” no solo es un entretenimiento familiar, es una reflexión sobre la sociedad y un llamado a la tolerancia. Es una joya animada que sigue resonando mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 8.5/10