“Two to One” (Dos a Uno) es un thriller de intriga psicológico que, aunque no es una obra maestra cinematográfica, logra mantenerte enganchado gracias a su atmósfera sombría y a una narrativa meticulosamente construida. La película, que se sitúa en el peculiar contexto de la reunificación alemana de 1990, no intenta ser un drama familiar grandilocuente, sino más bien un estudio de cómo la desesperación y la codicia pueden corromper las relaciones y la moral. La dirección de Christian Albers es paciente y deliberada, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente a medida que la familia Becker se sumerge en un juego peligroso con consecuencias impredecibles.
El guion, adaptado de una obra de teatro de Dennis Hänsel y Thomas W. Becker, se basa en la ambigüedad moral. No se presenta a los Becker como héroes o villanos, sino como individuos ordinarios con problemas personales y, por lo tanto, motivados por una necesidad urgente. La película explora las grietas en su matrimonio, la dificultad de adaptarse a una nueva sociedad y la presión económica, elementos que los llevan a tomar decisiones cada vez más arriesgadas. El guion, sin embargo, podría haber beneficiado de una mayor profundidad psicológica en la caracterización de los personajes secundarios, a veces tratados de forma superficial para servir a la trama principal.
La fortaleza de la película reside en las actuaciones de su elenco. Ben Lindenberg, como el padre de la familia, Otto, ofrece una interpretación particularmente convincente. Su personaje, atormentado por el pasado y obsesionado con recuperar lo perdido, transmite con matices la mezcla de desesperación, ambición y culpa que lo consume. Astrid Bergersen, como su esposa, Erika, logra capturar la fragilidad y la creciente inquietud de una mujer atrapada en una situación que escapa a su control. La química entre Lindenberg y Bergersen es palpable, y sus interacciones, cargadas de tensión, son el corazón emocional de la película. Aunque algunos de los actores secundarios se sienten un poco unidimensionales, contribuyen a crear un ambiente claustrofóbico y palpable de peligro.
Visualmente, "Two to One" es una película cuidada, aunque no espectacular. La fotografía, en tonos apagados y con una paleta de colores que refleja la atmósfera de decadencia de la Alemania Oriental post-reunificación, es efectiva para crear la sensación de un lugar frío y desolado. La ambientación y el uso del espacio, especialmente en el almacén subterráneo, contribuyen a la claustrofobia y a la sensación de estar atrapados. La banda sonora, sutil pero impactante, refuerza la atmósfera de tensión y suspense. Sin embargo, quizás la película podría haber aprovechado más el contraste entre el lujo de la Alemania Occidental y la pobreza del Este, para subrayar aún más la magnitud de la situación.
Nota: 7/10