Astérix y Obélix: Al servicio de su majestad (2012)

“Astérix y Obélix: Al servicio de su majestad” es una película que se presenta como un homenaje al cómic y, en gran medida, cumple esa promesa. Luc Besson se aventura en una dirección muy diferente a lo que se esperaba, alejándose de la comedia slapstick del material original y abrazando un tono más épico y aventura. Si bien este cambio genera debate, la película posee una energía contagiosa que la hace atractiva, aunque no siempre coherente.

El argumento, basado en la invasión romana de la isla de Brutus, es ambicioso y, a primera vista, promete acción y una narrativa de proporciones épicas. Besson se ha atrevido a expandir el universo de Astérix y Obélix, presentando un mundo más vasto y complejo, con personajes secundarios interesantes y una galería de villanos sorprendentemente siniestros. El desarrollo de la trama, aunque a veces torpe y predecible, consigue mantener la tensión y, sobre todo, crea un espectáculo visualmente impresionante. La película bebe de fuentes diversas, como “El Señor de los Anillos” o “300”, incorporando elementos de batalla y estrategia militar que contrastan de manera efectiva con el humor característico de la saga.

La dirección de Luc Besson es clara: prioriza la espectacularidad. Las escenas de batalla están coreografiadas con maestría, utilizando efectos visuales que destacan sin ser exagerados. La banda sonora, liderada por James Newton Howard, es igualmente impactante, tejiendo melodías épicas que acompañan a la acción y que se integran perfectamente en el universo de la película. Sin embargo, esta apuesta por la grandiosidad a veces resta espacio al corazón de la historia, al humor sutil y a las relaciones entre los personajes. Las gags, que en el cómic eran el pilar fundamental, se sienten algo diluidas en este contexto más serio.

Las actuaciones son sólidas. Germain Houillier como Astérix transmite con convicción el espíritu valiente y astuto del héroe. Eric Roberts, como el general Crixus, ofrece una interpretación carismática y amenazante, elevando la posta del villano. El dúo entre Astérix y Obélix, con la química innegable entre Stanislas Pellarin y Paul Lucas, es el núcleo emocional de la película. Obélix, en particular, tiene un papel más importante que en anteriores entregas, mostrando su lado más vulnerable y su lealtad inquebrantable a su amigo.

En definitiva, “Astérix y Obélix: Al servicio de su majestad” es una aventura divertida, visualmente atractiva y, sobre todo, un ejercicio de homenaje al mundo creado por René Goscinny y Albert Uderzo. Aunque no alcanza la perfección ni la autenticidad del cómic original, es una película entretenida que satisfará a los fans de la saga y a aquellos que busquen una buena dosis de acción y aventura. Se trata de una evolución del género y, a pesar de no ser perfecta, demuestra la valía del universo Astérix.

Nota: 7/10